NEZHA: EL RENACER DE UN DIOS (2021)

El cine de animación china no deja de ofrecernos estupendas películas que demuestran que este campo ya no es exclusivo de Pixar, Disney (tanto monta, monta tanto) o Japón con su anime. Como muestra, tenemos un puñado de títulos que sobresalen por encima de lo que suelen traernos las productoras mencionadas, como La Leyenda del Rey Mono (2015) La Serpiente Blanca (2019), Nezha (2019) o Jiang Ziya (2020) Espectaculares y épicas usando la mitología china como leitmotiv pero uniéndose en algunas ocasiones con la actual corriente superheroica. Es algo digno de estudio. Mientras que el cine norteamericano basa sus superhéroes en la mitología clásica occidental, pero transformando a los dioses en personajes nuevos, China consigue aunar ambas cosas para convertir a sus dioses en esos héroes con superpoderes, lo cual sin duda enriquece mucho a este subgénero para regalarnos aventuras e historias que no tienen nada que envidiar a lo que solemos ver en cines de mano de Marvel o DC y con muchísima más fantasía y trasfondo. Y una de estas muestras acaba de ser estrenada en Netflix, Nezha: El Renacer de un Dios, una película que debería haberse estrenado en cines y no sólo en una plataforma de streaming.

Li Jinxuang es un joven que vive como repartidor mientras participa en carreras de motos en un mundo distópico donde el agua es un bien escaso, pero lo que no sabe es que es la reencarnación del dios Nezha, lo que le proporcionará una serie de poderes que usará para luchar contra los opresores de su ciudad, quienes son a su vez otros dioses chinos. La historia es sencilla, la típica lucha entre el bien y el mal, adaptando a diversos personajes de la mitología china en un mundo futurista y con componentes steampunk, actualizando así a los mismos y alejándose del clasicismo habitual que solemos ver en películas y series de televisión, animadas o no al abordar a estos personajes. Todo esto proporciona a la película una fuerte personalidad visual con un estupendo y minucioso diseño de producción, así como el propio diseño de los personajes. Es curioso que a pesar de la épica de la historia que se despliega ante el espectador, se acompañe de un diseño de personajes similar, resultando bastante realista en este sentido, y eso que estamos ante dioses chinos con todo lo que ello significa. La humanización de todos ellos la separa bastante de ese cine superheroico que decía al principio, es decir, que, aunque el protagonista termine usando una armadura, no se enfrenta a un villano con ropajes espectaculares. Al contrario, es un hombre con un traje normal, un arquetipo de malvado empresario rico al igual que su hijo a pesar de usar poderes en determinados momentos, los cuales aportan los componentes fantásticos y mitológicos necesarios, sobre todo en las secuencias de acción. No en todas, claro está, ya que tenemos un inicio trepidante con una carrera de motos que sirve para presentar a los protagonistas.


En cuanto a la acción, tanto las coreografías de lucha como la propia dirección y montaje son espectaculares, siendo todo un deleite para los ojos. Y todo esto no sería así sin la magistral animación, fluida y dinámica y que incluso a veces parece imagen real. Pero no te equivoques, no intenta hacernos creer que estamos ante una película con actores de carne y hueso, pero el vestuario o algunos fondos, sí parecen buscar cierto realismo que consiguen meterte de lleno en lo que estás viendo, algo que entronca directamente con otro comentario mío anterior, el de la humanización de los dioses. De esta forma consigue ser un reflejo de la sociedad actual y capitalista donde los ricos son los villanos que abusan de los más desfavorecidos. Esto puede parecer un cliché, y lo es, pero sabemos que los clichés y arquetipos no son siempre negativos ya que depende mucho de la historia que cuente y en esta ocasión es todo un acierto. No tiene esa doble lectura de forma muy pronunciada, es más bien un complemento que da consistencia a la película, un trasfondo donde desarrollar toda la trama y que va construyendo la historia de cara a su apoteósico tramo final, ya en terrenos más fantasiosos. Y hablando de fantasía, es algo que me ha resultado chocante. La fantasía china, sobre todo cuando se mete en terrenos mitológicos, no es precisamente para todos los públicos. Muchos conceptos son algo difíciles de digerir por parte del público occidental menos acostumbrado a los dioses y personajes de la mitología china, y tan alejados de sus homólogos en Occidente, pero aquí no resultan tan alejados, aunque muchas de las personas que la vean no sepan quién es Nezha, qué son sus ruedas de fuego (algo que, por cierto, parece estar representado por la moto que conduce el protagonista en la mayor parte de la película), los Reyes Dragones o el tema de las reencarnaciones de dioses.

A pesar que el guion tiene tópicos como ese viaje del héroe del protagonista, descubriendo sus poderes, su mentor, su alzamiento, caída y posterior resurgir, es también un ejemplo de cómo escribir y estructurar una historia de forma casi perfecta, de esas que de primeras parece que no te ofrecen unos giros novedosos pero que tampoco necesita y uniendo, como he dicho ya, la mitología china con el cine de superhéroes de una forma espectacular. Una forma de ayudar a que este tipo de películas consigan entrar en occidente, ayudado por esos títulos que he mencionado al principio, claro está, pero haciéndola más accesible incluso. Una película vibrante y mucho más que entretenida, un must see para los amantes del cine asiático, del cine de animación y de la fantasía que, espero, consiga que sigan llegándonos este tipo de películas de forma legal.

 NOTA: 7’5

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