A PROPÓSITO DE LA NUEVA SERIE KUNG FU...

Cuando se anunció el remake de la mítica serie Kung Fu, muchos nos alegramos. Cuando salió el tráiler, éramos menos los que seguíamos esperándola, y tras comenzar a emitirse, con cuatro episodios emitidos hasta ahora (de los que he visto sólo tres), muchas han sido las críticas negativas. Esto me llevó a pensar sobre lo que leía y sobre lo que he visto y he llegado a la conclusión de que muchos de estos comentarios no tienen en cuenta varios factores de esta serie. Claro está que no significa que lo que vas a leer a continuación sea un reflejo de pensamientos egocéntricos de esos de tener la verdad absoluta en la mano ya que todos tenemos nuestras propias opiniones y todas son válidas, incluso las que nos hacen ver una película, serie, o lo que sea de una forma concreta, pero, por otro lado, creo que se está siendo bastante injusto con esta modernización de Kung Fu y por todo esto es por lo que me he lanzado a escribir esta nueva entrada en el blog, para dar mi humilde opinión al respecto y para defender, dentro de lo que se puede, esta nueva serie…

Para empezar, creo que es necesario remarcar varios puntos. Primero tenemos a que es una serie del canal The CW, de la Warner Bros, un canal cuyo público objetivo son adolescentes, con series como las de superhéroes de DC (Arrow, Flash, Supergirl…) o Riverdale, aunque tiene otras como la nueva versión de Dinastía. En todas ellas, o su gran mayoría, el diseño de personajes es específico para este público, así como los componentes románticos, al margen del género al que se adscriban cada una de sus series o producciones. Por otro lado, estamos en un siglo XXI donde el papel de la mujer se ha reivindicado, así como el de muchas minorías, étnicas o sociales como los chinos o los homosexuales, por lo que es habitual cierto protagonismo en cualquier tipo de obra, ya sean series de televisión, películas, libros o demás… Dicho todo esto, es más que evidente que esta nueva versión de la serie que protagonizó David Carradine, tenga todos estos elementos, es decir, una mujer de protagonista, reivindicación de la figura de los chinos en Estados Unidos y personajes gay. Pero tanto en esta serie como en cualquier otra, todo debe estar bien escrito e introducido de forma natural, sin anteponer todo a la propia historia, y es precisamente lo que ocurre en Kung Fu. Por suerte (repito, al menos de momento) todos estos elementos no son enarbolados por bandera para definir la serie, siendo normalizados dentro de la propia historia que cuenta y siendo, además, la que define la serie, que tiene dos ramas principales, la búsqueda de la asesina de la maestra de la protagonista (y por ende de varias armas con supuestos poderes mágicos) y las aventuras episódicas con Nicky ayudando a gente. Luego están las subtramas de personajes secundarios como los hermanos de Nicky, sus padres o el tema romántico entre la protagonista, su ex-novio occidental, Evan, y Henry Yan. Como puedes ver, todo concuerda con lo habitual en las series de The CW, por lo que se define así el público objetivo de la serie, y si no eres parte del mismo, es normal que no te termine de convencer. Está claro que, en muchas ocasiones, aunque no se pertenezca a un target concreto, nos puede gustar el producto por otros motivos, ya sean técnicos o estilísticos.


Una vez con todo esto en mente y en cuenta a la hora de comenzar a ver la serie, ¿con qué nos encontramos? Como he dicho al principio, de los cuatro episodios emitidos, sólo he visto los tres primeros, y aunque la cosa puede cambiar, creo que ha dejado clara la estructura que tiene, pero por si no la has visto aún, vamos a ver de qué va realmente este remake que de remake tiene poco. Nicky es una joven chino-americana que viajará con su madre a China para ver que no se trataba de un viaje para reconectar con sus raíces, sino para conocer a su futuro marido en una boda concertada. Esto llevará a Nicky a huir de su madre y terminar en el Templo Shaolin durante los tres próximos años de su vida, que se verán interrumpidos por la irrupción de un grupo de asaltantes capitaneados por la misteriosa Zhilan, quien matará a la maestra de Nicky y robará una espada sagrada, hiriendo a la protagonista y dándola por muerta. Pero Nicky sobrevive y volverá a San Francisco mientras sigue a Zhilan. Como ves, este planteamiento no tiene nada que ver con las aventuras de Kwai Chang Caine en la serie original. Pero esto cambia cuando Nicky llega a su ciudad natal ya que mientras se desarrolla la trama principal (la búsqueda de ocho armas míticas con supuestos poderes), comenzará a ayudar a diferentes personas, normalmente de la comunidad china en San Francisco, lo mismo que hacía Caine en su periplo por Estados Unidos, pero en nuestro siglo XXI. El uso del Kung Fu y este segundo elemento es lo único que nos recuerda a la serie original. Bueno, y el bolso marrón de Nicky, que lleva a todas partes, un guiño más que evidente al vestuario y complementos que llevaba Carradine. Las coreografías, obras de Brett Chan, autor de las peleas de las series Iron Fist y Warrior, son bastante buenas y alejadas de lo visto en sus anteriores trabajos, aunque el reparto no tenga experiencia en artes marciales. Y este punto también es importante ya que sabemos que el cine marcial, o las artes marciales en general, han pasado a un segundo plano en occidente, sobre todo en Hollywood, prefiriendo entrenar a actores en las artes de lucha que enseñar a expertos luchadores a actuar. Peleas rápidas, con algo de cables, con movimientos muy técnicos y depurados y un buen uso de dobles, aunque de una duración algo corta debido a la propia duración de cada episodio. Sin duda es una fórmula televisiva con ese toque exótico que proporciona la mitología china y el propio Kung Fu y no un elemento predominante como puede ser en otros países o productos y si recordamos el público objetivo de la serie, se hace más que evidente que los que quieren ver buenas artes marciales, no la disfrutarán igual. Es decir, vemos una película de Van Damme, Scott Adkins o de Donnie Yen, y alucinamos, pero viendo a Olivia Liang, la protagonista de esta serie, es lógica la decepción, a pesar de sus esfuerzos. No he mencionado que en esta serie tenemos monjas Shaolin, algo que puede parecer chocante pero que no se aleja tanto de la realidad ya que existe el Monasterio Yong Tai, exclusivo para mujeres budistas, que algunas fuentes datan de la Dinastía Wei, que comenzó en el año 386 D.C, mientras que otras hablan de la Dinastía Tang que comenzaría en el año 618 D.C. Fuera como fuese, sí hubo templo budista femenino con expertas en Kung Fu. Por último, queda otro detalle que la emparenta con la original. Mientras que en ella veíamos flashbacks con el Maestro Po y el Pequeño Saltamontes, llenos de filosofía budista, aquí repiten la jugada con conversaciones entre Nicky y su fallecida maestra, que ayudarán a la protagonista a crecer personalmente y enfrentarse a todos los dilemas, dudas y peligros que se le presenten.


Después de todo lo escrito hasta ahora, toca resumir un poco todo. Este reboot de Kung Fu se acopla tanto al canal de televisión donde se emite como a la época actual, ofreciendo historias ligeras, pero bien construidas, llenas de misticismo chino pero pasadas por el filtro norteamericano, que consigue separarse de la serie original para crear algo diferente, muy diferente a pesar de los nexos mencionados. Y estos nexos son los que hacen que tanta gente se haya sentido decepcionada con el resultado. La serie no está dirigida a los amantes de la original, ni de las artes marciales, pero creo que consigue llegar a unos mínimos y se coloca en la actual corriente revitalizadora de esas mismas artes marciales en Hollywood, sumándose a las series Cobra Kai y Warrior, y a las películas como Mortal Kombat o las próximas Snake Eyes: El Origen y Shang Chi y la Leyenda de los Diez Anillos, pero dirigidas a un público diferente. Es una serie correcta sin más, no la basura que muchos afirman, pero está claro que no debería titularse Kung Fu, algo que también la está lastrando demasiado. Yo, de momento, no me estoy aburriendo, aunque no me mantenga pegado a la pantalla para verla. Buen Kung Fu, relaciones interfamiliares e interpersonales, choque de culturas, triángulos amorosos, armas míticas, asesinas despiadadas… todo ello mostrado de forma ligera y entretenida que no va a tener la misma repercusión que la original en 1972 y que es sólo una serie para pasar el rato sin demasiados análisis, a pesar del que he hecho aquí.

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