Me ha gustado bastante. Que quede
esto claro ya mismo, pero la película está hecha para los amantes del
videojuego, no para los del cine marcial, aunque use a grandes artistas
marciales y tenga buenas secuencias de lucha. Esto podría ser una definición de
la película, algo que en ocasiones he usado para resumir mis críticas pero que
en esta ocasión prefiero indicar nada más empezar este análisis. El motivo es
obvio tras lo que he dicho en la entradilla, evitar escribir esta crítica como
amante del cine marcial ya que no soy precisamente una persona muy gamer. Sí, he jugado al juego original y
a alguna de sus secuelas, en salones recreativos en aquellos primeros noventa
cuando apareció, aunque he sido más de Street
Fighter (aprovecho el momento para recordar la vez que conseguí pasarme el
primer juego un día histórico de mi juventud, en fin…) La película tiene un
tono oscuro y realista que, lejos de tener que agradecérselo al productor,
James Wan, nombre asociado normalmente al cine de terror, tenemos que
agradecérselo a la mencionada webserie ya que coge el tono de la misma pero sin
olvidar los elementos fantásticos que proporcionan a la película momentos casi
épicos, sobre todo visualmente, apoyándose en Sub-Zero, encarnado de forma magistral por un enorme Joe Taslim, que se come al resto del
reparto a excepción de Scorpion, con el grandísimo Hiroyuki Sanada. Y son estos dos personajes los que llevan el
protagonismo, aunque Sanada salga relativamente poco. Pero la historia entre
ambos personajes, ya vista, de nuevo, en la webserie, es el hilo conductor de
la trama como bien podemos ver en la primera secuencia de la película donde
podemos ver cómo se lucen tanto Taslim como Sanada, pero ya entraré en materia
marcial un poco más adelante para abordar el guion, básico, como el del
videojuego, pero no demasiado bueno ya que el planteamiento es la trampa de los
villanos de cara al torneo que da nombre a la película. Y esta trampa para
evitar el torneo se convierte… en un torneo, con combates de uno contra uno.
Algo bastante absurdo, la verdad. Por otro lado, tenemos a Cole Young,
interpretado por Lewis Tan, a quien
hemos podido ver en las series Iron Fist,
Into the Badlands o Wu Assassins, donde brillaba bastante
pero que en esta ocasión se queda algo corto siendo eclipsado por el reparto
coral que integra la película. Usar un personaje totalmente nuevo (no voy a
entrar en spoilers respecto a cierto giro que tiene el personaje) sirve para
adentrar al espectador en este nuevo mundo de enfrentamientos entre el Mundo
Exterior y el reino de la Tierra, necesario hasta cierto punto pero que podría
haber usado a uno de los personajes originales del videojuego, lo cual podría
haber conllevado una mejora del personaje de Tan. No obstante, el guion
consigue remontar algo al saber conjugar elementos del juego en la trama sin
que chirríe ni quede metido con clavo.
Todos los personajes que aparecen tienen sus momentos de lucimiento, aunque, al igual que Cole Young, tenemos altibajos en los mismos. Tenemos dos nombres asociados a las escenas de lucha, el entrenador del reparto, Nino Pila, y el coreógrafo, Chan Griffin. Pila, australiano, es experto en sistemas filipinos y Jeet Kune Do, alumno de Dan Innosanto, y tiene una larga trayectoria entrenando a actores para diversas películas, mientras que el también australiano Griffin tiene igualmente una sólida carrera tanto coreografiando como trabajando de especialista en películas como ¡Shazam! (2019), Alien: Covenant (2017) o la serie Marco Polo (2014) Pero los altibajos no son responsabilidad de ninguno de ellos, es, como decía al principio de ese enfoque dirigido hacia los fans del juego y no hacia los que amamos el cine marcial, como muestran los fatalities sangrientos que han hecho que a mucha gente le guste este film. Tener a auténticos expertos en artes marciales debería haber provocado que fuese una estupenda película de artes marciales. El público general se ha quejado en redes sociales del habitual cine de género en Hollywood, usando actores sin conocimientos, pero esto sólo significa el desconocimiento de los mismos del bagaje marcial del reparto, creyendo que sólo Joe Taslim es quien sabe pelear de verdad. Pero tenemos a Hiroyuki Sanada, toda una leyenda del cine de acción japonés, al mencionado Lewis Tan, que, aunque sea el personaje que nos introduce en la historia, aquí no consigue desplegar el carisma que tiene y que hemos podido ver en sus apariciones como secundario en las series donde ha participado. Max Huang, miembro del equipo de especialistas de Jackie Chan, despliega su estupenda técnica en sus breves apariciones, mientras que Ludi Lin (Power Rangers; Aquaman) experto en Muay Thai y Jiu Jitsu, sorprende por dos motivos, por un lado, el uso de las propias artes marciales tras una carrera en cine y televisión donde no se ha prodigado mucho en esto, y por otro lado, y de forma negativa, por cierta sobreactuación durante casi todas sus apariciones, pero en parte debido a la mala dirección de actores del director. No se luce en exceso, pero cumple con los mínimos. El resto del reparto ha entrenado bien, pero no destacan demasiado en las escenas de lucha. Los combates son cortos, espectaculares, pero para nada como el director, Simon McQuoid, decía, es decir, las mejores escenas de lucha del género. En general la película te deja con una sensación de ser un piloto largo de una serie, o una presentación de personajes y de la trama original de cara a una secuela que, viendo la enorme taquilla que ha conseguido, colocándose en Estados Unidos en la más taquillera de este 2021, de momento, será una realidad. Como he dicho ya,Scorpion y Sub-Zero son los personajes más potentes, sobre todo Taslim, que se erige por derecho propio en el villano de la película, por encima incluso de Shang Tsung, interpretado por Chin Han pero sin la presencia de su homólogo en la película de 1995, el gran Cary-Hiroyuki Tagawa. Por otro lado, Kano, interpretado por el cómico Josh Lawson destaca bastante y consigue que su interpretación del personaje supere con creces a los vistos en las anteriores adaptaciones a pesar de su inexperiencia marcial en un personaje que no necesita serlo para ofrecer momentos brutales y cómicos. Sonya Blade, con Jessica McNamee, está algo desaprovechada, pero funciona bastante bien como guía de Cole y de nuevo parece que han desarrollado al personaje de cara a la secuela. Y no puedo dejar de nombrar a ese maravilloso actor que es Tadanobu Asano, un competente Lord Raiden en la línea de Christopher Lambert en la primera adaptación del juego, con apariciones casi épicas y espectaculares pero que, de nuevo, te dejan con una sensación de no haber desplegado su potencial. También tenemos a Mehcad Brooks, el Jimmy Olsen de la serie Supergirl, que cumple, pero aporta un componente dramático que le convertirá en el Jax del videojuego y de quien esperaba más, lo mismo que Goro, totalmente digital pero que parece rendir homenaje al Goro de la película del 95 pero igualmente desaprovechado. No obstante, algunos de estos personajes, como Jax o Sonya, están desarrollados ajenos a las artes marciales, pero aportando ciertas dosis dramáticas de autosuperación para convertirse en quienes están destinados a ser. En el caso de Cole Young, a pesar de ser un personaje totalmente original para la película (bueno, no es así del todo, pero de nuevo, esquivo spoilers), es una buena incorporación acentuando este tema para terminar siendo el reflejo del espectador para adentrarse en este mundo surgido de los videojuegos, necesario para crear cierta empatía con un personaje ajeno al torneo contra el Mundo Exterior para los que no hayan jugado al formato original. Y es que, en términos generales, toda la película es eso, una pérdida de potencial de todos sus elementos exceptuando combates puntuales, siendo la secuencia de apertura con Sanada y Taslim, y el combate entre Cole y Sub-Zero, lo mejor de todo el film, ambas secuencias muy espectaculares, estupendamente coreografiadas, pero, como la mayoría de escenas de lucha, demasiado cortas. Resumiendo todo, esta nueva adaptación no termina por ser la película que esperábamos, pero cumple con lo mínimo para ser una película muy entretenida, con momentos visualmente buenos, como la aparición de Scorpion, pero que se queda corta en las escenas de lucha, oscura y bastante sangrienta, superando a la ya mencionada muchas veces primera adaptación (las comparaciones son odiosas, pero en muchas ocasiones, necesarias) y que se convierte en lucimiento de Joe Taslim, y que debería dar paso a una secuela mucho mejor y que se acerque más a lo que los seguidores del cine marcial queremos, sobre todo por el epílogo, que prefiero no desvelar, a pesar de que ya muchos de los que estáis leyendo esta crítica, habéis visto ya.
NOTA: 6
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