Hoy me he encontrado Arma Perfecta en televisión, y aunque
la tengo en VHS y DVD y la he visto muchas veces, he aprovechado para ponerla
de fondo mientras escribía unas cosas. He compartido en Facebook el título y
hemos empezado a hablar Domingo López,
Santi Serrano y yo sobre el motivo
de no haber tenido el éxito que se merecía. Y claro, me ha dado por investigar
un poco, ver la taquilla y lo que se cocía ese mismo año para no conseguir
tener el propio Speakman una carrera a la altura de sus habilidades como héroe
de acción. El 15 de marzo de 1991 se estrenaba en Estados Unidos Arma Perfecta, presentando tanto a Jeff Speakman como al Kenpo Karate de Ed Parker. El mismo que hizo en los sesenta varios campeonatos en
Long Beach donde Bruce Lee
participó, o el mismo Ed Parker que enseñó su arte al mismísimo Rey del Rock’N’Roll,
Elvis Presley. Ya sabemos que en los
noventa, fueron Van Damme y Seagal quienes gobernaban en el cine
marcial, y que salieron numerosas estrellas más que válidas que mantuvieron al
género sumamente vivo gracias a los videoclubs. Copias de medio y bajo
presupuesto del cine que triunfaba en las taquillas de todo el mundo, que, no
obstante, lograron conforman unas estupendas carreras a gente como Gary
Daniels, Daniel Bernhardt, Olivier Gruner, Jeff Wincott, Richard Norton o la
mismísima Cynthia Rothrock tras su regreso, al igual que Norton, de Hong Kong. Y
en medio de todo esto aparecía Jeff
Speakman, un auténtico maestro de Kenpo Karate y de Parker que presentaba
su escuela al gran público amante del cine marcial. Pero a pesar de todo, el
éxito no acompañó a Speakman, y aunque continuó trabajando durante años en el
cine, nunca logró ni siquiera acercarse a su debut.
Esto no es una crítica al uso,
más bien un análisis o el resultado de una investigación para llegar a una
conclusión, ¿por qué no tuvo repercusión Arma
Perfecta en el cine marcial, más allá de convertirse en un clásico de los
noventa, sobre todo para Jeff Speakman? Para empezar tenemos que hace un viaje
en el tiempo a principios de los noventa, para conocer el estado del cine
marcial. Van Damme había pegado
fuerte a finales de los ochenta y comenzaba el nuevo decenio con Lionheart: El Luchador (1990) y Libertad para Morir (1990), para
estrenar Doble Impacto en 1991. Steven Seagal hacía lo propio con Buscando Justicia, por lo que el éxito
de ambas estrellas estaba en su apogeo, y seguiría creciendo los años
posteriores, antes de sus respectivas caídas en desgracia. El Kickboxing y el
Aikido habían conseguido insuflar vida a un denostado género sin representantes
en la gran pantalla. Ese mismo 1991, Chuck
Norris estrenaba Hitman, en
muchos países directa a vídeo, por lo que cualquier incorporación al subgénero,
que ofreciese un nuevo arte marcial además de una nueva estrella, parecía
esperanzador. Su estreno se saldó con casi cuatro millones su primer fin de
semana, sin mucha competición de estrenos. Una semana antes, la cuarta entrega
de El Guerrero Americano, se quedaba
a algo menos de cuatrocientos mil dólares de recaudación. La única película que
la hizo sombra fue el thrillerAcción Judicial, en cuanto a número de
cines, incluso estrenando en menos que Arma
Perfecta. La película con Gene Hackman superó los cuatro millones, por lo
que tampoco estamos antes un fracaso. La recaudación total fue de unos escasos
catorce millones de dólares. Para comparar con Doble Impacto de Van Damme, decir que esta duplicidad del astro
belga en el cine conllevó alrededor de siete millones y medio de dólares en su
primer fin de semana y una taquilla total de 30 millones. Para ser un
lanzamiento de una nueva estrella, no se le dio mal. Entonces, ¿qué paso con la
carrera de Speakman?
En estos primeros años noventa, hubo una serie de cambios internos en Paramount que no le sentaron bien a la carrera del novel Speakman. Aunque llevaba probando suerte en el cine desde 1987 apareciendo de extra o megaultrasecundario, justo cuando consigue protagonizar una película que homenajea a su propio arte marcial y firmar para varias películas, y la estrena, esos cambios empresariales dieron al traste por la secuela que se había planteado. El otro guion que iba a protagonizar era sobre un policía luchando contra un terrorista, guion por el que optaba Paramount, pero finalmente fue la Fox quien se llevó dicho libreto que se convertiría en Speed (1994) con Keanu Reeves como protagonista. Pero el caso es que, a pesar de contratiempos en la continuidad de su carrera, consiguió estrenar Arma Perfecta a lo grande, en cines, en muchos por todo Estados Unidos, y la taquilla, como hemos visto, no le fue nada mal. Pero claro está que, si tu productora te falla, mal empezamos, aunque deberían otras productoras pujar por tus servicios, lo cual no ocurrió. Speakman tenía presencia, un buen físico, carisma y una estupenda técnica que evitaba patadas en saltos y cierta exageración, trasladando el Kenpo Karate a la gran pantalla con fuerza. Conseguí verla en el cine, y la sensación era de estar satisfecho por ver una buena película de artes marciales en pantalla grande. Al margen de Van Damme y Seagal, no había precisamente cine de este tipo en los cines, por lo que se agradecía introducir además un nuevo arte marcial que conseguía aumentar la diversidad de estilos que podíamos ver de vez en cuando en un cine, y no en la televisión. Pero por otra parte tenemos el propio impacto del cine marcial en la gran pantalla. Si nos fijamos en el género de acción, Schwarzenegger estrenaba en 1991 Terminator 2, Stallone probaba en la comedia con Oscar ¡quita las manos!, para volver unos años después con Máximo Riesgo y Demolition Man en 1993. Van Damme seguiría con Soldado Universal (1992), Sin Escape (Ganar o Morir) (1993) o Blanco Humano (1993), todas ellas cintas de acción con momentos de artes marciales, pero lejos de Contacto Sangriento (1988) o Kickboxer (1989) y el resto de estrellas noventeras comenzaban en algunos casos a dar sus primeros pasos en la industria, como Jeff Wincott, o el mencionado regreso de Cynthia Rothrock a Occidente tras probar el éxito en Hong Kong. El vídeo en estos primeros noventa no había sufrido aún la explosión del género para regalarnos mil y una copias de los clásicos de Van Damme, incluyendo a Don ‘The Dragon’ Wilson. Por ello, Arma Perfecta llegaba incluso un poco pronto para haber ayudado a que Speakman no acabase realizando producciones de ínfimo presupuesto y valor. Como toda carrera, tiene films interesantes de ver, como El Experto (1995) pero pocas se salvan de la quema. Productos alimenticios, de esos que aceptas mientras sigues viviendo de dar clases de Kenpo Karate, alargando una carrera sin hacer ruido y sin demasiados esfuerzos.
El cambio de la industria nos
regaló un clásico del cine marcial, de esas películas que, con regalárnosla el
productor o actor de turno, merecen todo el crédito y respeto. Y aquí tenemos
además una conjunción de actores y elementos que la convierten realmente en un
caso excepcional, y más viendo cómo estaba el panorama de este tipo de cine en
1991. Con Termnator 2 como la
película más taquillera del año, y con títulos como Robin Hood: El Príncipe de los Ladrones, Sólo en casa, El Silencio de
los Corderos, Bailando con Lobos,
La Familia Addams, Agárralo como puedas o Las Tortugas Ninja II entre las diez
más taquilleras del año, colocarse la número 96, y la número trece en los
estrenos del mes de marzo, siendo una película pequeña, no está nada mal. Como
película, es sumamente entretenida, adentrándonos en la mafia surcoreana, poco
vista en el cine, a pesar del origen hawaiano del estilo de Parker. Speakman,
ya he dejado claro antes que es un maestro con una estupenda técnica y
velocidad, pero junto a él tenemos muchas caras conocidas, como Mako, James Hong, el Profesor Toru
Tanaka, Cary-Hiroyuki Tagawa, James Lew, Roger Yuan, Philip Tan, Al Leong, Jeff Imada o Al Goto. Las
coreografías son estupendas, con el propio Ed Parker supervisando todo. Una
típica historia de policías con toques filosóficos sobre el arte marcial protagonista
que marca la evolución de los personajes, todo bien enlazado, dejando claro que
es una película de acción. Mark DiSalle,
director de Kickboxer, nos ofrecía
una buena forma de conocer este estilo de lucha rodando y editando de forma
correcta todas las peleas, haciéndonos disfrutar de cada una de ellas. Por todo
ello, queda claro que el cine marcial no estaba realmente en su mejor momento,
quedando medianamente anulado por otro tipo de acción menos física, por lo que,
a pesar de ver desde fuera el género, y agradecer muestras como ésta, desde
dentro había aires de cambio que dieron al traste con una carrera de mayor
calidad para Speakman. Los resultados parecieron dar lo mismo a los
productores, pero no impidieron que Arma
Perfecta permanezca en la memoria colectiva como uno de los grandes hitos
del cine marcial de los noventa. Speakman sigue dando clases de Kenpo-Karate, y
aunque hemos deseado volver a ver algo de la calidad de su debut como
protagonista, se ha ganado vivir de lo que ama, las artes marciales, sin
necesidad de aparecer en películas como protagonista. Una ha sido suficiente
para que sea uno de los grandes de la época.
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