Un veterano militar con problemas
de estrés post-traumático tras volver de Afganistán, comenzará a trabajar como
guardaespaldas de un boxeador de éxito. Y poco más. Bueno, tenemos cierta
subtrama romántica entre el protagonista y la hermana del boxeador, pero a
pesar de aparecer en la sinopsis, no tiene demasiado peso en la película. Al
verla, puedes notar ciertos paralelismos con otras películas de acción,
balística y marcial. Me refiero a Romeo
debe Morir (2000), Herida Abierta
(2001) o Nacer para Morir (2003), la
primera y última con Jet Li y la otra, con Steven Seagal. Policías, actores
marciales, rap y actores afroamericanos (por evitar que nadie se moleste si digo
negros) Pero las tres películas tenían otros nexos, como su director, Andrzej Bartkowiak, y el productor, Joel Silver, siendo películas
distribuidas por la Warner. Hard Corps
fue distribuida por Sony, y fue un intento de reverdecer laureles de Van Damme
aprovechando esa especie de corriente que surgió con el debut en Estados Unidos
de Jet Li en la mencionada Romeo debe
Morir. Pero llegó tarde. Como sabrás, o como puedes comprobar, las
películas de Bartkowiak fueron nada más empezar el nuevo milenio, y
desaparecieron poco después. En esos años Van Damme estaba estrenando Replicant (2001), The Order (2001), Sin
Control (2002) y Salvaje (2003),
películas muy diferentes, y algunas que podemos considerar buenas, pero sin
llegar a ser similares a las que le convirtieron en estrella. Pero las
productoras eran pequeñas, nada de grandes estudios detrás, para volver a
trabajar con Sony en ese 2006 con Hard
Corps, En Territorio Enemigo y, dos
años después, El Patrullero, algo
que extendería esporádicamente al ser Sony quien distribuiría alguna que otra
película posterior como Juego de
Asesinos (2011) o Kill ‘Em All
(2017), ésta última más un favor a su amigo Peter Malota que por ser un buen proyecto (pero ese es otro tema) Que
Van Damme volviese a tener interés de un gran estudio podría haberle devuelto a
primera fila, pero se quedó en estrenos de vídeo dignos, pero faltos de fuerza.
Y es lo que le ocurre a ésta película. Un guion sencillo que sigue una
estructura vista millones de veces, con ex-militares traumatizados envueltos en
refriegas. Todos los clichés del mundo se dan cita en esta película, navegando
entre lo correcto y la serie B del montón.
He indicado que las películas similares a ésta, tenían a un director en concreto, y en la de Van Damme tenemos a Sheldon Lettich, lo cual es sin duda otro aspecto a destacar en este intento de relanzar la carrera de los Músculos de Bruselas, usando a un director que supo sacar partido al bueno de Jean Claude en su momento álgido. Pero aquí, el director de Lionheart (1990), Doble Impacto (1991) y The Order (2001), además de guionista de Contacto Sangriento (1988) y Soldado de Fortuna (1998), no tuvo el mismo pulso aquí que en sus alabados trabajos anteriores con Van Damme, unido a unas coreografías (del propio VD) poco inspiradas. Esos planos que repetían las patadas y momentos álgidos de las coreografías, brillan por su ausencia, y la potencia visual es mínima. Van Damme hace lo que puede con un material tan tibio, al margen de tener una cara entre soñolienta y de deprimido (sería por seguir recordando la infumable Sin Control, jeje), como si estuviese desganado. Ahora mismo, no sé la situación en la que estaba JC en esos años, si su TLP o su bipolaridad (dependiendo de dónde leas al respecto, se afirma una u otra enfermedad o síndrome) estaba en su apogeo, u otros posibles problemas, pero Van Damme sabe actuar mejor de lo que demuestra aquí. Otro aspecto negativo es el reparto, sin carisma, por mucho que Vivica A. Fox participe tras su éxito en las Kill Bill de Tarantino, una actriz del montón que aparenta ser una estrella precisamente por aparecer en el díptico de Tarantino pero que en el fondo no es más un nombre conocido dentro del star-system afroamericano. Si te rodeas de actores random, la dirección es insulsa, la acción del montón, por mucho que te esfuerces, es difícil levantar la película, convirtiéndose por ello en un mero producto alimenticio, para ver y olvidar, que no aburre, pero que no aporta nada excepto la posibilidad de ver a Van Damme en producciones de mayor empaque que lo que venía haciendo y seguiría haciendo posteriormente, a pesar de ser una película estrenada directamente en vídeo. Una serie B como tantas otras que hemos visto en los noventa, pero sin alma. ¿Recomiendo verla? Si eres fan de Van Damme, sí, si te gusta el cine de acción y marcial, no tanto, pero no aburre, aunque lastre un poco esos momentos románticos que sobran y que no saben desarrollar, con alguna secuencia tonta que terminará con ese plano final congelado tan noventero. Un producto fallido, como dije al principio, pero no infumable, de ver y olvidar.
NOTA: 5
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