OPINIÓN - DONNIE YEN EN JOHN WICK 4 - ¿PUNTO DE INFLEXIÓN?

La incorporación de Donnie Yen al reparto de John Wick 4, centraliza la unión de diversos factores trascendentales para el cine de acción occidental. En muchas ocasiones he dicho en críticas, artículos o comentarios que el cine marcial y de acción en occidente está en muy bajas horas. A pesar de ciertos títulos que de vez en cuando aparecen en la serie B, en streaming, el cine marcial en este lado del globo parece herido de muerte. La globalización, la pandemia y el boom de servicios como Netflix, Prime Video o HBO, han conseguido que se estrenen simultáneamente películas indias, coreanas o chinas, facilitando el consumo del espectador medio e incluso del especializado. Pero esto sólo tapa esa carencia de películas y estrellas en Occidente. Scott Adkins se coloca a la cabeza del género, pero sabemos en qué liga juega. Pero la serie B ha sido caldo de cultivo para muchos nombres durante los ochenta y noventa, incluyendo especialistas y artistas marciales que han ido labrándose un nombre en el mundillo, y que ahora, en este siglo XXI han dado el salto a la dirección…

Este salto ha propiciado que gente que entiende la acción, nos la muestre, y 87Eleven Action Desing está a la cabeza. Desde que David Leitch y Chad Stahelski fundaron en 1997 la compañía, han ido consiguiendo cementar unas sólidas carreras detrás de la acción de muchas películas de éxito, ofreciendo una gran calidad que pusieron de manifiesto en John Wick en 2014 con su producción y dirección. De esta forma, volvía el género a llamar la atención hasta crear una trilogía que continúa con la esperada cuarta entrega. Pero más allá de Wick, Leitch y Stahelski, tenemos un equipo estupendo de especialistas, coreógrafos, directores de acción, que han ido trabajando en todo tipo de películas fuera de la franquicia protagonizada por Keanu Reeves, e incluso los ideólogos de la empresa y productora han diversificado sus trabajos como directores. Pero en todos ellos el nexo de la gran calidad de la acción ha conseguido algunas bocanadas de oxígeno el género, convirtiéndose así en los referentes de la acción de calidad occidental, incluyendo marcial, a pesar de las limitaciones de Keanu Reeves en la saga. Y fuera de ellos, tenemos películas de correctas a bodrios infumables, y tampoco en una cantidad escandalosa, precisamente. Y de esta forma nos encontramos en un punto de la historia del cine de acción muy flojo, con apariciones fugaces en otros géneros o subgéneros como el superheroico. Pero ahora ha comenzado una serie de estrenos que, para el volumen que tenemos, representan sin duda un tímido renacer. Me refiero a Mortal Kombat, Shang-Chi y la Leyenda de los Diez Anillos y Snake Eyes: El Origen. Tres títulos que devuelve el protagonismo a las artes marciales, con nuevos valores en todas ellas, como Max Huang, Simu Liu o Andrew Koji, y algunos invitados especiales como Hiroyuki Sanada (también en John Wick 4), Joe Taslim, Michelle Yeoh o Iko Uwais. Curiosamente, las tres tienen un pie en el cine de superhéroes, con sus poderes especiales, pero mantiene en el trabajo coreográfico marcial un alto nivel con gente como Andy Cheng o el tristemente fallecido Brad Allan. Las tres eran esperadas con ganas, y con todo el lío de la pandemia, el aforo de cines y los reestrenos, sin olvidar a los servicios de streaming, es curioso que encuentren las tres en poco tiempo su hueco en la pantalla grande. Y ahora llega Donnie Yen y se incorpora a John Wick

Chad Stahelski y David Leitch
En Hong Kong no queda cine marcial. Es una triste realidad que algunos insisten en desear que vuelva su época dorada, y no lo va a hacer, ignorando así otras propuestas modernas como el cine que viene de la China Continental, ahora fácilmente accesible a través de webs o aplicaciones móviles, como el cine de Tse Miu, y Donnie es sin duda la mayor estrella internacional actualmente, ya que Iko Uwais o Tony Jaa andan dando tumbos, aunque el tailandés también intente regresar a primera línea en The Expendables 4: A Christmas Story, Donnie, como ya sabrás, ha probado suerte sin éxito en Hollywood, pero parece que la cosa está cambiando con sus últimos proyectos, que parecen darle fuerza en ese camino de convertirse en estrella internacional. Por todo ello, podemos ver claramente que esta reunión entre 87Eleven Action Desing con Donnie Yen se convierte en un auténtico punto de inflexión del cine de acción. Lo mejor de Occidente con lo mejor de Oriente, aunque en esta ocasión no tendremos junto a Donnie a su inseparable Kenji Tanigaki (quien, por cierto, es el encargado de la acción en el spin-off de G.I.Joe) por lo que llegó el momento de juntar a Donnie con 87Eleven. ¿El canto del cisne en su momento álgido, del cine de acción actual occidental? ¿Después de ella, si es ESA película, morirá el buen cine de acción perfectamente rodado, fotografiado, coreografiado…? ¿O será un catalizador que ayude a que resurja a nivel comercial junto con la pequeña curva ascendente propiciada por Mortal Kombat, Shang-Chi o Snake Eyes? Si a esto sumamos a Scott Adkins, Hiroyuki Sanada y a Marko Zaror en esta cuarta entrega wickera, las incertidumbres aumentan. Sinceramente, veo muy difícil que un gran estudio apueste por Adkins para un papel protagonista, por no hablar de Zaror (Sanada lleva ya un tiempo asentado en Hollywood, aunque haga papeles menores en muchas ocasiones) y sabemos que a los asiáticos los usan y tiran a la papelera enseguida, salvo honrosas excepciones, pero hemos visto cómo la carrera de Jackie Chan en Hollywood ha ido de más a menos, igual que la de Jet Li. Se pasa la moda y se vuelven a sus países de origen para seguir trabajando. Además, recordemos que en la tercera parte tuvimos a Mark Dacascos, otro nombre asociado a la serie B, por lo que esta saga parece estar convirtiéndose en otra reunión de nombres míticos del cine de acción de la mencionada serie B, además de una oportunidad de ver grandes escenas de acción y lucha. Y viendo los proyectos de las cabezas pensantes de 87Eleven, es decir, superproducciones de Hollywood, blockbusters de calidad con estrellas de primera fila (Reeves lo es, pero le ha marcado Wick tanto como en su momento lo hizo su Neo de Matrix) esta saga parece limitarse, e incluso autolimitarse, a continuar en nuevas entregas, sin abrir camino a sus actores para otras producciones. Parece que el calendario de Leitch y Stahleski les coloca en esa serie A, mientras que nombres como Dacascos o Adkins, siguen en la B a pesar de todo. Y el caso de Donnie es bastante incierto, aunque se le acumulan proyectos en Estados Unidos, como la adaptación del videojuego Sleeping Dogs, largamente pospuesta, o The Father, aquel proyecto que le uniría a Frank Grillo y Alec Baldwin que de nuevo parece estar parado. No obstante, Donnie seguirá trabajando en China, claro está, al no ser que consiga un contrato millonario en USA, algo difícil para cualquier asiático en la Meca del Cine.

Marko Zaror

Esta reunión de estrellas del cine marcial, normalmente asociado al blockbuster hongkonés (o chino) y a la serie B, como decía antes, es una alegría para los aficionados, pero para los mandamases de Hollywood sólo es una oportunidad de seguir sacando beneficios y explotando el filón en el que se ha convertido Baba Yaga y ese microuniverso que han creado y que se extenderá a la televisión con el spin-off con el Hotel Continental de fondo. La repercusión dentro del cine de acción de Wick y compañía se transforma en la continuidad de los padres de 87Eleven, ofreciendo su buen hacer, tanto como directores como productores, a otras películas como Nadie (2021), pero a la vez, la película protagonizada por Bob Odenkirk es otro ejemplo de cómo un “intruso” del género como el actor, es capaz de protagonizar un actioner, eliminando la posibilidad de ver a un auténtico artista marcial en una producción de estas características. Claro está que Nadie necesitaba a un actor que no parezca un action hero para poder ser más realista en su planteamiento. Si hubiese sido cualquiera de las estrellas del subgénero, podría haberse quedado en una peli de acción más, reduciendo su impacto. Lo que me gustaría, y seguro que, a mucha gente, es que hubiese hueco para ambos tipos de película, una como Nadie, y otras con cualquier actor marcial de los que nos encanta ver. Por todo esto, el futuro del cine marcial en Hollywood es bastante incierto. Sabemos que tendremos más películas como ese tríptico mencionado hace unas cuantas líneas, ya que, por ejemplo, Joe Taslim ha firmado para varias nuevas entregas de Mortal Kombat, en caso de dar luz verde a secuelas o spin-offs, y Netflix ha producido el largometraje de Wu Assassins: Fistful of Vengeance, de nuevo con Iko Uwais, Lewis Tan y Juju Chan, basado en la serie homónima, pero esto no significa, ni todo lo dicho anteriormente, que el cine marcial vaya a volver a su era dorada, a los tiempos de Norris, Van Damme o Seagal, ni que volvamos a tener un desembarco de talentos hongkoneses como cuando Jackie Chan, Jet Li, John Woo, Tsui Hark y Ringo Lam, entre otros, probaron suerte en Estados Unidos, provocando esa avalancha de artes marciales en el cine. Mi impresión es que tendremos un buen puñado de títulos con buenas artes marciales, uniéndose al cine de superhéroes que copa el cine de acción occidental. Para muchos es un sueño ver a Donnie Yen en pantalla grande, entre los que me encuentro, pero dudo mucho que se alargue demasiado en el tiempo. Es más, podría ser ese canto del cisne, haciendo que Leitch y Stahelski den el salto pertinente a superproducciones (cosa que realmente ya han hecho con Atómica (2017) o Deadpool 2 (2017), además de contar con numerosos proyectos en sus agendas, como el remake de Los Inmortales (1986) y alguna que otra nueva versión que preparan, con rumores sobre Contacto Sangriento (1986) e incluso Operación Dragón (1973), dos títulos que sí podrían ayudar a este resurgir del cine marcial occidental, pero que llevan ya tantos años dando tumbos por Hollywood, que no creo que se hagan realidad a medio o largo plazo.

Y poco más puedo añadir a estos pensamientos, por lo que espero que no se quede todo esto en agua de borrajas y que John Wick 4 sea al menos el entretenimiento de calidad que esperamos todos, que ayude a las carreras de todos esos nombres acostumbrados a la serie B. Pero no puedo terminar sin mencionar un pequeño detalle que hace que me dé incluso algo de miedo esta cuarta entrega, el coreógrafo, Jeremy Marinas, cuyos trabajos anteriores no son demasiado destacables, aunque haya trabajado en numerosas películas y series de televisión como especialista. Sus créditos como coreógrafo de lucha no son demasiado sólidos, aunque cumpla con ciertos requisitos mínimos. Todo esto me lleva a pensar que podríamos estar más cerca de un caso aislado de unión de grandes talentos marciales que merecen más oportunidades y que no brillarán como debieran, sepultados por la maquinaria de Hollywood. Ojalá me equivoque, pero no las tengo todas conmigo por mucho que tengamos a Donnie, Marko o Scott. Estará al nivel que se espera de la saga, pero podría responder ahora mismo a las preguntas que hacía más arriba, es decir, no sería ESA película que todos esperamos, e incluso no parece que vaya a ser catalizador de nada, sólo una nueva entrega de una buena franquicia, una estupenda película de acción y artes marciales que tendrá éxito pero que no abrirá los ojos a los productores para que vuelvan a apostar por el cine marcial. El tiempo dirá si me equivoco o no, y sinceramente espero equivocarme.


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