El tándem Scott Adkins y Dolph Lundgren ya nos ha dado buenas películas en el pasado. Si vemos las carreras de los últimos años de ambos actores, podemos ver a un Adkins acomodado en la serie B, con algunos títulos de gran calidad marcial alternados con otros menores, que encajan en sus intentos de ofrecer cierto nivel dramático también. Claro está que no están exentos de momentos de acción, ya sea balística o marcial, pero con un menor impacto en el espectador. Por su parte Lundgren pasa de apariciones en superproducciones a la serie B de forma más relajada, por lo que estaba claro que en algún momento sus carreras volviesen a converger. Y en esta ocasión tiene además al sueco como director, además de co-protagonista. El resultado es más que satisfactorio, aunque he parado de verla cuando me queda alrededor de media hora para terminarla. Más allá de una simple producción de serie B de acción, es un trabajo más concienzudo de lo esperado, con numerosos detalles que logran darle cierto empaque, cierto trasfondo a todo enriqueciendo su visionado. Buen cine de acción con regusto noventero, aunque seguramente mucha gente se queje de no ver de nuevo a Boyka, en vez de saber disfrutar de trabajos diferentes al personaje que le dio la fama a Adkins. A veces lo mejor es relajarse y disfrutar sin comparaciones del buen cine de acción, y Castle Falls lo es.
Lo primero, tenemos que recordar
que este proyecto lleva varios años en desarrollo, sin Lundgren como director,
pero tras parones y más parones, finalmente el sueco ha decidido encargarse él
mismo de la dirección, tras once años desde su anterior película, Icarus (2010) Siempre digo que ya sea
en el cine marcial o en el de acción en general, debemos tener buenas
secuencias de acción y si la historia es buena, mejor aún. En esta ocasión
tenemos ambas cosas, siempre con la perspectiva del tipo de producción ante la
que estamos.
La película comienza presentando
a los protagonistas, primero Adkins, es decir, Mike Wade, un luchador de MMA en
horas bajas tras una lesión de hombro, que intenta volver a la competición sin
éxito, siendo el sparring de un
luchador en un gimnasio. Tras intentar ganarse un puesto luchando contra ese
mismo luchador, y fracasar, abandonará la ciudad para establecerse en
Birmingham, Alabama, comenzando a trabajar en la demolición de un edificio. Por
otro lado, tenemos al funcionario de prisiones Ericson (Lundgren), con una hija
con leucemia que necesita casi medio millón de dólares para una operación que
la salvará la vida. Y por otro lado tenemos a un preso que ha robado a unos
mafiosos y escondido el dinero. Le confesará a Ericson el tema de dinero para
que le cambien de ala en la cárcel, ya que está en el mismo en el que está
encerrado el mafioso jefe, quien le encargará a su hermano que lo recupere.
Wade encontrará el dinero, y comenzará una persecución a tres bandas que
terminarán siendo dos. Vale, la premisa y desarrollo de la historia no aporta
nada nuevo, sólo un marco temporal en el que transcurre la historia y la
acción.
Pero como he dicho, hay algo más allá de la pura acción, y es el diseño de los personajes. Los villanos son arquetípicos, pero las dos estrellas consiguen tener un trasfondo y unas motivaciones. Tenemos a Mike, con su lesión de hombro que le impide volver a competir, sin casa, durmiendo en su camioneta y luchando por sobrevivir, mientras que Ericson tiene una hija enferma de leucemia y se encuentra desesperado por conseguir el dinero. De esta forma, a pesar de ser dos protagonistas que quieren quedarse con el dinero de los mafiosos, están movidos por la desesperación. Claro está que no estamos ante una película dramática, y sirve para perfilar bien a los personajes.
Tenemos además dos guiños. Por un
lado, la historia transcurre en Birmingham, pero la de Estados Unidos, no la de
Inglaterra, donde nació el propio Adkins, como dejan claro. Y mientras tenemos
este guiño al británico, el propio Lundgren se autohomenajea con el nombre de
la empresa de construcciones que se encarga de demoler el edificio, llamado
como el apellido de Dolph. Detalles menores pero curiosos.
Y por fin llego a la acción,
firmada por Tim Man, habitual ya en
la mayoría de los trabajos de Adkins. Como suelo decir en muchas ocasiones, la
mayor parte de los fans de Adkins sólo le aplauden cuando interpreta a Boyka,
pero debemos tener en cuenta que son diferentes personajes, con tramas mucho
más mundanas y no pueden ser siempre máquinas de luchar perfectas, por lo que
las coreografías deben ser buenas, espectaculares, pero siempre dentro de tipo
de película ante la que estamos. Por ello podemos ver y disfrutar de la técnica
de Adkins, pero con un toque más realista, que muchos tacharán de inferiores a
las que vemos en la saga de Boyka. Nada más lejos de la realidad. El diseño de
cada secuencia de acción es de calidad, permaneciendo dentro de la
idiosincrasia de la película. Seres humanos que sangran y reciben golpes, que
no son infalibles luchando, y si tenemos esto en cuenta, disfrutamos de la
película como se merece.
Es evidente que tendremos un duelo entre las dos estrellas, bien coreografiado, que sabe usar las habilidades de cada uno de ellos, aunque las mejores peleas las tendremos con Adkins luchando contra los villanos y si bien éstos no usan demasiadas artes marciales, están a la altura de lo esperado, permitiendo que sea Adkins quien se luzca en cada una de estas secuencias.
El espíritu del cine noventero se
mantiene durante todo el metraje, también apoyándose en una buena dirección de
Lundgren, sin artificios ni trucos de cámara. Tampoco podemos decir que Castle Falls tenga un sello visual de
identidad que la diferencie de otras producciones similares, pero no lo
necesita. Necesita que veamos bien las peleas, que disfrutemos con las
situaciones límite en una buena película de acción con artes marciales, como
aquellas que alquilábamos en los noventa con la única pretensión de
entretenernos, y esta película lo consigue. Aunque podríamos decir que es
ligera, no significa que sea floja. Buenas escenas de acción y personajes bien
definidos que alimentan nuestra hambre de cine marcial mientras llega un título
de esos que convulsiona al fandom.
NOTA: 6’75
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