CRÍTICA - DRAGON BLADE (2015)

A veces vemos películas en su año de estreno que pueden resultar algo borrosas con el tiempo. A mí me ha pasado con Dragon Blade, de Jackie Chan. De esas pelis que sé que he visto pero no me ha llegado a calar como otras del Torbellino de Hong Kong. Y eso que tiene elementos como las participaciones de Adrien Brody y John Cusack, que finalmente resultan lo más importante del recuerdo de haberla visto. Sé que no le ha ocurrido a todo el mundo con esta película, ya que cada uno de nosotros tenemos un puñado de títulos que hemos visto pero sin guardar recuerdos concretos de ella. Por eso, aprovechando la emisión en televisión, me ha apetecido parar de escribir un poco para volver a verla, pero claro, la deformación profesional me ha llevado a fijarme más en ella y redescubrirla, y ver que se corresponde a una fórmula que define parte de la carrera de Jackie en este siglo XXI, aunando diferentes elementos que han mantenido durante años a Jackie en el ojo del huracán del cine marcial, aunque haya multiplicado los títulos que podríamos definir como más ligeros, más acomodados a un Jackie relajado sin la presión de tener que superarse a sí mismo. Así que, mientras la veo, no puedo evitar volver al teclado para hablar un poco de ella.

Lo primero que tenemos que hacer es fijarnos en el año, 2015. Si analizamos las películas que había estrenado Jackie en años anteriores y posteriores, podemos ver una pauta. En 2010 estrenaba El Super Canguro, su película más floja e infantil de su carrera en Hollywood y The Karate Kid, más adulta y seria. Después retomaría su carrera china, con el cine político de 1911 (2011) o regresando a sus aventuras internacionales con Chinese Zodiac: La Armadura de Dios (2012) También proseguía el cine policiaco con Acción Policial (2013), esa nueva entrada a la saga de Police Story, de nuevo independiente de todas las anteriores. Entonces, en 2015, llegaba Dragon Blade, una historia inspirada en hechos reales que contaba con estrellas de Hollywood. En vez de ser parte de esa carrera occidental de Jackie, se trataba de una película puramente china con conocidos actores norteamericanos, pero, no nos engañemos, no de los más cotizados del momento.

No obstante, un reparto muy conocido ofrecía ese aspecto de superproducción internacional, épica y seria, sin la comicidad de Jackie, algo que ya hemos visto que llevaba arrastrando en sus anteriores títulos, un trabajo de madurez quizás para quitarse la espinita del bajón en popularidad internacional con esa especie de aburrimiento de la Meca del Cine, sin ofrecerle películas como la saga de Hora Punta o Shanghai Kid. Por ello es lógico que Jackie agarrase de nuevo las riendas de su carrera para dar esa especie de golpe en la mesa y dejar claro lo que podía seguir aportando al género. Es evidente que esto se centraría en el personaje de Jackie, adalid del buen guerrero, con toque pacifista, una buena persona, pero decidida, buen líder, mejor luchador y con un gran corazón. Una reconstrucción del propio Jackie que consigue ofrecernos con ese respaldo de actores internacionales, además de encargarse su propio equipo de la acción. 

 


La unión de los imperios chino y romano en una aventura épica repleta de personajes algo arquetípicos pero que consiguen entretenernos, por mucho que tenga todo un aspecto demasiado prefabricado. Esta sensación se puede sentir de nuevo en sus posteriores películas, que seguían ese patrón de unir los dos mundos, el chino y el norteamericano. Películas que parecen remedos de La Armadura de Dios, con toques de buddy movie a lo Hora Punta, más ligeras de lo esperado, o bien algo más compacto en China, pero igualmente lejos de lo que Jackie nos ha ofrecido años atrás.

Es lógico que Jackie, en su madurez, se relaje en este sentido, y es en esta película donde podemos enmarcar su do de pecho, ya que luego el nivel bajaría algo, sencillamente correcto, pero que, a parte de su público, ha llegado a decepcionar. Pero Dragon Blade había comenzado su andadura con mayores miras, ya que iba a reunir a Jackie con Mel Gibson, siendo finalmente sustituido por Cusack. Está claro que, con Gibson, podríamos haber tenido algo mejor, pero consigue mantener el tipo bastante bien, terminando por ceder mayor protagonismo al propio Jackie. De esta forma, Cusack y Brody son elementos decorativos para el lucimiento de Jackie, como si se colocase él mismo por encima de los norteamericanos. ¿Otro toque de atención a Hollywood por lo desconsiderada que ha sido con su carrera? Jackie, no te hace falta, pero bueno, lo entendemos.


Por otro lado, no puedo dejar de sentir algo así como que la película llegaba algunos años tarde. El éxito de Hero, Tigre y Dragón o La Casa de las Dagas Voladoras, con su consiguiente explotación, había sido hace tiempo, y estas historias épicas no es lo que se llevaba en Occidente. Por suerte, la fama de Jackie permanece en los amantes del género, y la estrella ya había protagonizado historias épicas como El Mito o Pequeño Gran Guerrero, por lo que, para cualquier fan, bienvenida era. Claro está que, en China, el cine histórico no ha pasado de moda, por lo que esta sensación de ser una película con unos cuantos años de retraso es una percepción occidental respecto al cine comercial más mainstream. Por ello, que Jackie quisiese rodar una película de esta magnitud respondía más bien a volver a ser el rey en Hong Kong y China, pero buscando además el reconocimiento internacional para demostrar así que podía hacer grandes películas en China al estilo de Hollywood, algo que ya he remarcado en varias ocasiones.

Es decir, como resumen, Dragon Blade ensalza las virtudes del cine épico chino, con un lavado de cara al estilo Hollywood, con un Jackie algo alejado de sus papeles de payaso del Kung Fu, con buenas escenas de acción y el refuerzo de dos estrellas como Brody y Cusack. Un entretenimiento de cartón-piedra que funciona bastante bien, pero sin llegar a las cotas que habían encumbrado a Jackie. Podría ser mejor, no nos vamos a engañar, pero es de los puntuales intentos de hacer algo diferente, de querer ser tomado en serio como actor tras sus desastrosas últimas películas norteamericanas. A pesar de ser consciente de sus limitaciones, consigue ofrecernos un buen espectáculo que, sin embargo, al no responder del todo a lo que el público más intransigente quiere de Jackie, hace que se medio olvide una vez vista, pero es, sin lugar a dudar, una película reivindicable que se corresponde con un momento concreto de la carrera de Jackie. Y sabemos que ha tenido continuidad, viendo que los últimos años de Jackie ha seguido por ese camino con películas como 1911 o Los Tigres del Tren, mezclando este tipo de cine de acción histórico y más serio, con un regreso a sus orígenes explotando algunas de sus películas más celebradas, pero lejos del brillo de las mismas.

NOTA: 6

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