Después de llamar tu atención con el título de este post, tengo que sincerarme. Este blog es modesto, muy modesto. No es de los que más visitas tienen precisamente, pero como no vivo de ello, sigo dando rienda suelta a mis críticas o artículos de opinión, quizás como catarsis personal para exponer mi punto de vista, tan válido como el de tantos otros de aficionados, sean más o menos profesionales. Por ello mismo, de vez en cuando me dejo llevar por mis ideas para trasladarlas a palabras, y en esta ocasión, se debe en gran parte a la labor de Joaquín Ortega, la persona detrás de NOIDENTITY Films y del festival de cine de acción puramente sevillano NIAFFS, del que tengo el privilegio de haber sido parte del jurado. Pero más orgullo me llena el haberle conocido, y a otros miembros del mundo del especialista español, como Nacho Serapio, CEO de Dragonz y campeonísimo marcial, a Carlos Robles, actor además de stuntman, y director de cortos, a Dani del Rosario, Boris Chrestia, también actor, como George Karja y su LK Stunts, y muchos más que, además de especialistas, tienen sus propios proyectos, cortos, largos o series de televisión. Su doble esfuerzo delante y, sobre todo, detrás de las cámaras, junto a la labor de Joaquín para darle el sitio que se merece al mundo stuntmen, y stuntwomen, me han hecho pensar en cómo se ignora a este gremio en el cine español…
Es evidente que la concepción del
cine en España no es la misma que en China, India o Corea del Sur. No obstante,
es muy curioso ver cómo se usa a los especialistas en el cine comercial
español, en el cine de autor y en cualquier tipo de cine, mientras se ignora de
cara a los premios. No voy a elaborar un listado de premios cinematográficos que
premien la labor de los especialistas. Eso es tema para otro artículo y para
otra web. Lo que quiero poner aquí de relieve es esa labor que he comentado de
Joaquín. En numerosas ocasiones ha pedido que el los Goya se premie a los
especialistas, sin éxito, como bien sabrás. Y todo ello me lleva a pensar en el
motivo.
No voy a entrar tampoco en cómo
ignora la industria cinematográfica española al cine de acción. Ya he hablado
anteriormente de esto. Al centrarme en el mundo del doble de acción, es
necesario remarcar que su labor no es única del género de acción o artes
marciales. Hemos visto dramas intimistas, comedias, sitcoms, superproducciones y cualquier otro género, subgénero o categoría
cinéfila, escenas donde los especialistas se han jugado el cuello para que el
director tal o pascual, se lleve el premio en Venecia o en cualquier otro
prestigioso festival. Pero si la escena esencial de la película incluye un
atropello, una caída por las escaleras o similar, ¿no necesita dar relevancia a
los que han realizado dicha escena arriesgada?
Es evidente que al final, si se
diesen premios a las escenas arriesgadas, ayudaría a su aumento, e incluso a la
aparición de proyectos con más acción, siendo un revulsivo a nivel comercial de
producciones españolas de nuevos géneros, con nuevos actores, o los de siempre
disparando pistolas más allá de una secuencia en algún potente thriller, como ya hemos visto. La unión
de los numerosos talentos del mundo del especialista junto a guiones con
acción, pero no vacíos como suele pasar en muchas superproducciones de
Hollywood, podría desembocar en una hibridación de géneros sumamente atractiva.
Quizás sea por asimilar parte de
esos académicos españoles, que las escenas arriesgadas que internacionalmente
se aplauden o asombran, estén asociadas a géneros escasamente tratados en
nuestro país. Y volvería a ese eterno debate de ignorar el cine de acción en
España, algo que cada vez queda más patente. Mientras que en Hollywood muchos
coordinadores de especialistas y coreógrafos de lucha pasan a dirigir series de
televisión o películas, como Larnell
Stovall, David Leitch, Chad Stahelski, Brett Chan, Ron Yuan o Sam Hargrave, en España ni se da la
oportunidad ni el reconocimiento. Y al menos lo segundo sería todo un detalle.
Si Joaquín Ortega, junto a otro
compañero de NOIDENTITY, se
prendieron fuego a lo bonzo en la gala de los Goya de 2007, este gesto no debe
caer en el olvido. ¿Es necesario llegar a estos extremos para que te hagan
caso? Y hablamos de 2007, por lo que si acabamos de estrenar el 2022, es decir,
quince años hará este año este gesto, y la industria sigue igual. O peor…
Joaquín Ortega en la presentación de "Drive" (2011) |
La gran mayoría de profesiones
relacionadas con el cine están representadas. No todas, pero es evidente que
siendo yo el que escribo esto, voy a barrer para casa reivindicando la figura
del especialista de cara a los premios, sobre todo los Goya. Hay muchos
festivales en España, y el cine de acción, incluso internacional, se da cita en
muchos de ellos, como el de Sitges. Un
festival de primeras especializado en cine de terror y fantástico, pero
reconvertido a una amalgama de géneros diferentes, en ocasiones muy alejados
del que dio origen al certamen. ¿Por qué no sumar un premio a los
especialistas, al departamento de acción? Si poco a poco diferentes festivales
que suelen ofrecer películas con mucha presencia del equipo de especialistas,
los premiasen, ayudaría a dar visibilidad a la complejidad de sus acciones,
aunque sea un atropello en una película de autor, de dos horas de duración.
Una película es una labor
conjunta de un sinfín de departamentos, que deben funcionar como un engranaje.
Dejar fuera a cualquiera de ellos puede cambiar el resultado de la película, al
menos en algún que otro aspecto. Y más cuando en este caso, hablamos de escenas
que pueden resultar en accidentes para los implicados, personas anónimas que
evitan lesiones a actores, incluyendo caras bonitas que no deben ser dañadas de
cara a la taquilla. Recuerdo a Joaquín contando una anécdota que resume en que aunque
un especialista, sea el doble de acción de un actor, el actor es el doble de
diálogos del especialista. Es decir, que el trabajo de ambos se complementa en
un mismo personaje, dos facetas complementarias, por lo que la labor del
especialista es igual de importante que la del actor cuando recita sus
diálogos.
Hemos visto un aumento puntual del
thriller en España, y alguna
secuencia de acción, sin olvida la maravillosa Xtremo (2021) de Teo García,
otro ejemplo de superación y lucha contra viento y marea para poner en marcha
su proyecto, y por ello, una mayor presencia de los especialistas. Series como Antidisturbios (2021) se han sumado a
todo esto. Está claro que los géneros van y vienen en un eterno ciclo que va
poniendo de moda a algunos de esos géneros, pero la presencia de los
especialistas va más allá de esto, como ya deberías saber. Si sigues las redes
sociales de muchas de estas empresas de especialistas, verás su trabajo en
películas de todos los géneros, pero siempre con ese nexo en común, el
necesitar para determinados momentos, a un doble de acción. Si hablásemos de
cine de acción, sería algo habitual, pero si a un drama de esos de cine de
autor, de esas películas que ve el director y su familia, le añadimos una
secuencia arriesgada, está claro que esa secuencia debe ser importante, si no
busca el efectismo o la espectacularidad en algo más de género. Y de nuevo
queda palpable la importancia de dicha escena y del doble que la realiza.
Entonces, si todo indica que los
especialistas, ya se acerquen a la acción pura y dura, o sea en secuencias
puntuales en otros géneros menos movidos, son sumamente importantes para el
propio cine, ¿por qué no se dan los premios a los especialistas de una puta
vez? Perdona por la salida de tono, pero es que indigna que se continúe así,
aprovechando de un gremio esencial, sin un reconocimiento. Uno mero premio en
los Goya al mejor equipo de acción, o de especialistas, para la empresa que
lleve el tema. No se pide nada más. Un premio menor, como el de edición de
audio o algo así, que se lo merecen. Se juegan la piel para que atropellen a,
por ejemplo, Javier Bardem, y de un recital de interpretación en una silla de
ruedas. Luego todo son aplausos, pero el impacto visual en el espectador de ese
supuesto atropello, esencial para el desarrollo, harían a la hipotética
película, merecedora de ese reconocimiento a los especialistas.
Sí, ya sé que es un ejemplo que
alguien puede pensar que está pillado por los pelos, pero sólo es eso, un
ejemplo que fácilmente podemos transpolar a otras películas. El resultado es el
mismo, un gremio largamente ignorado que debe ser escuchado. Un reconocimiento
que cuenta ya con una larga tradición, con grandes profesionales que nos han
regalado momentos espectaculares en todos los géneros posibles. Gente con
nombre y apellidos, con un currículum impresionante y unas habilidades que bien
tratadas, podrían renovar el cine español comercial. Estas palabras, estos
pensamientos, no llegarán a los ojos u oídos de los académicos, y aunque
llegasen, supongo que se reirían y tirarían por tierra mis argumentos, sean o
no válidos, seguramente por el miedo a dar cabida a su cortijo a más gente,
algo que al final repercute en la propia industria cinematográfica española,
necesitada de ciertos revulsivos en la taquilla que permitan seguir con el cine
personal y de autor, con las comedias desfasadas y con los esporádicos
blockbusters patrios, a años luz de otras producciones que sí permiten sanear
su cine y atraer de forma natural a su público nacional. Otro tema es abrir los
ojos al público español a otros géneros que podría tocar el cine español, pero
dicho tema, lo dejamos para otro momento, que me da que no será dentro de mucho…
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