Un mafioso que el gobierno
norteamericano quiere detener, intenta conseguir una propiedad que pertenece a
un viejo maestro de Karate, y terminará por acabar con el asesinato accidental
del anciano. Su hija recurrirá a Black Belt Jones, agente gubernamental que
acaba de negarse a entrar a una fortaleza propiedad del mismo mafioso que quiere
el gimnasio de Papa Byrd. La hija del fallecido y nuestro héroe unirán fuerzas
para encontrar justicia y venganza. No es que sea todo demasiado original,
negros del ghetto luchando contra
corruptos blancos y un héroe afroamericano cool
hasta más no poder. A pesar de algún agujero de guion que une la trama del
trabajo de Jones con la ayuda a sus amigos, es sin lugar a dudas una estupenda
película de entretenimiento, con las dosis locas perfectas, como ese equipo que
prepara Jones donde incluye a unas amigas que usan camas elásticas.
Con un tono cómico que planea sin
excesos durante todo el metraje, la trama del mafioso blanco queda relegada a
una trama secundaria, siendo el enfrentamiento entre los “negros buenos” y los “negros
malos” la importante, con esos denominados en la versión doblada, como bongos, negros traidores a su propia
raza, una especie de mercenarios callejeros que cumplen con los requisitos
habituales de la Blaxploitation, incluyedo
el argot habitual. Y es que toda la película encaja a la perfección con este
subgénero, añadiendo además las artes marciales para lucimiento de Kelly. Y
mira si se luce en numerosas secuencias, sobre todo ese juego de piernas tan característicos,
como demuestran la secuencia de apertura, presentando al protagonista, la del
gimnasio, el asalto a la mansión de los villanos o la pelea final en el lavado
de coches.
Y si hablo de las coreografías de
lucha, tengo que empezar a hablar de las conexiones con Bruce Lee, ya que el coreógrafo
fue el ya tristemente fallecido Bob Wall,
que trabajó con Bruce en El Furor del
Dragón (1972) y Operación Dragón
(1973), además de participar en la versión terminada de Juego con la Muerte (1978). También tenemos a Robert Clouse y Paul Heller,
el primero director tanto de esta película como de Operación Dragón, y el segundo, productor del mismo título, junto a
Fred Weintraub, que también produjo
el gran clásico del Pequeño Dragón, en nombre de Warner Bros, que buscaba
continuar el éxito de dicho film usando a Kelly como principal baza. También
tenemos a Mel Novak, uno de los
mafiosos de Juego con la Muerte,
interpretando a la mano derecha del mafioso. Y rizando el rizo, podrás ver su tráiler
original aquí abajo, donde podemos ver y oír la frase Enter Jim Dragon Kelly, una clara muestra de las pretensiones de la
película de explotar el éxito de la película de Lee.
Las peleas de Wall sacan oro de
Kelly, siendo simples y directas, bien dirigidas por Clouse y lo
suficientemente largas como para dejar claro que Kelly, a pesar del resto del
reparto, era a quien se quería lanzar como estrella. Y no sólo a nivel marcial,
ya que en la parte afroamericana tenemos algunos nombres de peso, como Gloria Hendry o Scatman Crothers, caras y voces habituales de la Blaxploitation, siendo éste último la
voz de números dibujos animados como Hong
Kong Phooey, un dato curioso para el cine marcial, y su inclusión en la
cultura pop setentera.
No es perfecta, pero es un
perfecto entretenimiento que sabe unir los dos géneros que decía al principio
de forma perfecta. Podría decir que es el epítome de esta Blaxploitation Marcial a rebufo de la Bruceploitation, con esos momentos donde Kelly imita poses del
Pequeño Dagón pero sabiendo añadir su propia personalidad, llegando a rozar al
tributo hacia Lee en ciertos momentos, en ciertos guiños, para disfrute total
de un producto hecho a la medida del público al que iba dirigida y que, a pesar
de los años, permanece igual de fresca. Divertida, con estupendas secuencias de
acción, con un Jim Kelly inmenso, y sus dosis necesarias de humor, crítica
social ligera y esas gotas de romance de los dos protagonistas.
NOTA: 7
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