49 AÑOS SIN BRUCE LEE – LA EVOLUCIÓN DE SU IMAGEN

Hoy se cumplen la friolera de 49 años desde que Bruce Lee nos dejó, y estaba claro que iba a aparecer por el blog un artículo sobre el mayor icono del cine marcial, como hago todos los años, junto al 27 de noviembre, fecha de su nacimiento. Es curioso cómo ha ido cambiando o evolucionando la imagen de Bruce desde que se convirtió en superestrella, de un inmigrante chino en Estados Unidos, a maestro de Gung Fu, profesor de estrellas de cine, estrella del cine e imagen inspiradora para millones de personas, llegando finalmente a uno de los iconos más reconocidos del siglo XX.

Pero no creas que se queda aquí la cosa. Bruce es, en este 2022, representante de la comunidad chino-americana, y es precisamente este último dato el que me ha llevado a escribir este artículo. Cuando lees cualquier biografía (buena) sobre Bruce, queda claro que el orgullo de ser chino era importante. Escribir una serie para mostrar la belleza tanto de la cultura china en general, como la del Kung Fu, o meter referencias a eso mismo en sus películas, y eso a pesar de considerar, como dice el refrán chino, que bajo el cielo todos somos de la misma familia.

Dos de los momentos más patrióticos de su carrera los tenemos en Furia Oriental (1972) en la secuencia cuando Chen Zhen intenta entrar a un parque y lee el cartel de prohibida la entrada a perros y a chinos, y el otro cartel, el de enfermos de Asia que regalan los japoneses al kwoon de Huo Yuan Jia. El estreno de Karate a Muerte en Bangkok (1971) también trajo ese sentimiento de orgullo chino, con el público loco al finalizar la proyección. El propio Bruce quería ser la primera gran estrella china en triunfar en Hollywood, y vaya si lo consiguió.

Tras el bombazo que supuso para el propio cine hongkonés las películas de Bruce, y el éxito de Operación Dragón (1973) de forma internacional, la imagen de Bruce como representante del pueblo chino y del Kung Fu se fortaleció, y su fallecimiento ayudó mucho a esto. La Bruceploitation también fue un elemento importante para esto, ya que, al margen de los biopics, se copiaba lo más superficial de Bruce, como gestos, gritos, la manera de luchar o su reconocible vestuario. De esta forma, la imagen de Bruce como elemento pop se afianzaba en la consciencia colectiva. ¿Quién no identifica el mono amarillo de Juego con la Muerte (1978), sus gritos o los famosos arañazos de Operación Dragón (1973)?

Los setenta y los ochenta mantuvieron esa imagen suya, más centrada en el cine marcial en una especie de ghetto para los aficionados. Pero los noventa y este siglo XXI ha modificado todo esto, ha evolucionado. En 1993 se estrenaba Dragón: La Vida de Bruce Lee, en una superproducción de Universal Pictures, logrando el éxito, pero tomándose muchas licencias sobre su vida. De esta forma, Bruce pasaba al mainstream, pero sería a partir del año 2000 donde su imagen volvería a dar un salto. Pero antes de eso, recordemos que Shannon Lee, su hija, comenzaría a gestionar y explotar la imagen de su padre a través de merchandising que ha ido aumentando de forma brutal estos últimos años, incluyendo colaboraciones con marcas punteras y exclusivas.

En 2008 se estrenaba Ip Man, con Donnie Yen como el famoso maestro de Wing Chun de Bruce. La conexión de Donnie con el Pequeño Dragón no es nueva, y que interpretase a Yip Man, o Ip Man, nos traería inevitablemente la presencia de Bruce a la saga, que ya va por la cuarta entrega con Donnie (y numerosas versiones alternativas en un afán por crear una Ipmanploitation), mismo año para estrenar la serie The Legend of Bruce Lee, co-producida por la mismísima Shannon, y con Danny Chan como Bruce. En 2010, el propio Donnie rendiría tributo a Bruce de muchas formas en Legend of the Fist: The Return of Chen Zhen, tanto por ser secuela de Furia Oriental (1972), o de la serie que el propio Donnie hizo en 1995. También se estrenó El Joven Bruce Lee, la que iba a ser primera entrega de una trilogía narrando la vida de Bruce, quedándose en sólo una película. Tiempo después, en 2017 Shannon anunciaría otro biopic que nunca termina de arrancar, en parte debido al estreno de El Nacimiento del Dragón en 2016, con Philip Ng como protagonista. Este film tuvo un pase previo que no gustó nada, un remontaje y un estreno televisivo en España donde narraba el famoso enfrentamiento contra Wong Jack Man, tomándose de nuevo licencias para mostrar a un Bruce algo alejado de la realidad y un suceso demasiado tergiversado. En 2019 llegaría la polémica con Quentin Tarantino y la aparición de Bruce en Érase una vez en… Hollywood, y la guerra entre Shannon y Tarantino.

Pero todo esto sólo iba haciendo que el nombre de Bruce siguiese sonando no sólo en el círculo del cine marcial y de sus legiones de seguidores. La imagen icónica de Bruce se había establecido, pero en 2019 hubo una serie de protestas al gobierno de Hong Kong, y los manifestantes usaron a Bruce y su Be Water como referente para las revueltas, usando así la imagen de Bruce como elemento de orgullo y parapeto. Bruce pasaba así a tener ciertas connotaciones políticas y puramente hongkonesas, como sello de identidad del pueblo, algo que el propio Bruce siempre había fomentado, ese orgullo chino surgido en el cine de Hong Kong, por mucho que naciese en San Francisco. Y por qué no recordar la serie Warrior, que comenzó en 2019 y ayer o antes de ayer comenzaba el rodaje de la tercera temporada, una de las mejores series de televisión de la actualidad.

Pero no creas que se queda aquí la cosa. En 2020 aparecía el documental Be Water, de Bao Nguyen, donde Bruce se convertía en hilo conductor del sentimiento chino-americano, en pleno comienzo de ataques hacia asiáticos nacidos en Estados Unidos y un sentimiento de odio hacia los orientales. Bruce pasaba a ser algo más que un referente para artistas maciales y aspirantes a estrellas de cine o un mero icono pop para camisetas y merchandising e incluso más que un reclamo publicitario, ya fuese para anuncios como para películas que han seguido hinchando la Bruceploitation hasta la actualidad.

Muchas estrellas se han sumado a este movimiento reivindicativo de la imagen del chino-americano, como Michelle Yeoh o Daniel Wu, y sin duda este cambio es el más significativo para la imagen de Bruce Lee y esa evolución. De orgulloso chino, a orgulloso chino-americano, voz de todo un colectivo que lleva unos años siendo atacado. El mensaje en todos los casos permanece al margen de nacionalidades, y es el orgullo de ser quien uno es. No renegar de tus raíces, llevarlas con orgullo y expresarte como un ser humano en todos los sentidos se convierte así en el mensaje en el que se ha convertido Bruce, en mucho más que una estrella de cine, más que un revolucionario de las artes marciales o un inspirador de vidas.  La reciente exposición We are Bruce Lee, con Jeff Chin y Shannon Lee a la cabeza, mantiene esta llama encendida, así como otras exposiciones temporales y permanentes que se han realizado en honor a Bruce, ya fuese por su ascendencia o por algún aniversario, como seguro que ocurrirá el año que viene cuando se cumplan 50 años de su fallecimiento.

Bruce sigue inspirando con sus películas y sus escritos, con su filosofía de vida, y todo esto a pesar de las famosas cartas que podrían empañar su imagen. Pero lejos de eso, hacen que veamos a Bruce como un ser humano con sus fallos, y aun así Bruce sigue siendo la superestrella icónica que es. Si un ser humano excepcional como él cometió fallos, cualquiera de nosotros puede seguir sus pasos y puede que, alguien, en algún momento, brille como brilló el en cualquier aspecto de la vida, ya sea como estrella del cine marcial, como artista marcial o en el trabajo que tenga, en el aspecto concreto donde nos movamos. Y es que la filosofía de Bruce, extraída de sus estudios sobre grandes pensadores, la podemos aplicar en diferentes campos, no sólo el cine o las artes mariales. Su Be Water es aplicable a todo y que alguien inspire como inspira el, a tantos niveles, es algo que prácticamente nadie ha conseguido. Y este es el legado de Bruce, un regalo sin precedentes que ha venido acompañado de esta evolución de su imagen, saliendo de ciertos círculos para convertirse en un elemento indispensable del siglo XX y que ha terminado de evolucionar en este siglo XXI, aunque, al igual que la esencia básica del Jeet Kune Do, nunca dejará de evolucionar y de señalar a la luna. Ya depende de cada uno si mirar el dedo, o la luna.

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