CRÍTICA - RESPIRANDO FUEGO (1991)

Hoy traigo al blog una película muy bien considerada por los fans del cine marcial noventero que se une además a la actualidad con los premios ganados por Jonathan Ke Quan (o Ke Huy Quan) y el éxito en general de Todo a la vez, en todas partes (2022), con Michelle Yeoh como maravillosa protagonista. Por otro lado, en el cine marcial occidental tuvimos a la productora Seasonal de Ng See-Yuen produciendo films en Estados Unidos, pero con el toque puramente hongkonés. Retroceder Nunca, Rendirse Jamás (1986), y sus dos secuelas espirituales de 1987 y 1989, El Rey de los Kickboxers (1990), American Shaolin (1991), Superfights (1995) y Muerte a Medianoche (1997) son grandes clásicos de aquellos finales de los ochenta y parte de los noventa. Pero tuvimos otras películas con el mismo espíritu, como The Master (1992) de Jet Li o Respirando Fuego (1991), y es ésta última la protagonista de esta crítica. Como he dicho, los premios a Ke Quan han conseguido que, dentro del círculo de los aficionados al cine marcial, se recuerde este film, y no sólo quedarnos en Indiana Jones y los Goonies. Cada uno barre para casa, así que me uno a esta reivindicación de un actor y artista marcial y de una película sumamente interesante por muchos motivos que ahora iremos viendo.

Sin duda una de las figuras principales de esta película es Tan Tao-Liang, o Dorian Tan para los amantes de los nombres en inglés de estrellas del cine hongkonés y chinas. Este coreano experto en Taekwondo fue una de las grandes estrellas, y de los mejores pateadores, del cine marcial de los años setenta con títulos como La Mano de la Muerte (1976), The Dragon, the Lizard and the Boxer (1977) o The Flag Legs (1977), de la que ésta es un remake y ha tenido numerosos alumnos ilustres como John Liu, Shannon Lee o Jonathan Ke Quan, lo que no lleva de vuelta a esta película, que Tan Tao-Liang escribió y produjo para lucimiento de su alumno. Ke Quan había estudiado previamente con otro nombre mítico, pero del mundo cinematográfico marcial norteamericano, Philip Tan.

Se nota bastante la mano de Tan, o al menos del estilo de películas que protagonizó en los setenta, ya que, aunque tenemos subtramas con Vietnam y con el robo de un banco, todo contemporáneo, tenemos una subtrama puramente marcial, al estilo clásico del cine de género, incluyendo las habituales secuencias de entrenamiento de Kung Fu. Pero vayamos por partes. Tenemos el robo de un banco por parte de Michael Moore (Jerry Trimble), que además acabará con la vida del director del banco y su mujer. Pero la hija escapará y contactará, a petición de su moribundo padre, con David (Ed Neil), quien resultará ser el hermano de Michael y que desconoce las actividades criminales de éste. Para dar más peso a la trama, esconden unas llaves en unos moldes con forma de pizza, y uno de ellos lo tendrá David.

Pero al margen de esta trama de robos, tenemos el pasado de estos personajes en Vietnam, donde Michael asesinó sin contemplaciones a una mujer que sólo cuidaba de su bebé, hecho que hará que se lleve al crío a Estados Unidos al finalizar la guerra y lo cuide junto a su hijo natural. Ambos muchachos, interpretados por Ke Quan y Eddie Saavedra (papel que consiguió aunque iba a haber sido Jason David Frank quien lo interpretase, antes de dar el salto con los Power Rangers) son expertos en artes marciales y están metidos de lleno en una competición, y la aparición de David, experto en Kung Fu, hará que enseñe a los adolescentes de cara a la competición, aunque la trama del robo terminará por entrelazarse haciendo que David y los chavales se enfrenten a la banda de Michael, que incluye además la amenazadora presencia de Thunder (Bolo Yeung)


La película maneja ambas tramas de forma equilibrada, presentando a los chavales durante el torneo para desarrollar la trama policial, por así decir, y regresar al torneo en el epílogo. Es esta mezcla entre conceptos contemporáneos con clásicos (los entrenamientos) lo que hacen de esta película algo sobresaliente, ya que consigue mantener elementos del cine de Kung Fu clásico en la trama principal, es decir, traiciones entre amigos y hermanos, con los entrenamientos inhumanos y la acción balística moderna. Y ni que decir tiene que algunos de estos elementos son las propias coreografías, del propio Tan Tao Liang, y es puro Kung Fu, sobre todo lo que enseña David. Por otro lado, la mencionada competición que vemos al principio y al final es un open genérico, un Torneo de Artes Marciales, no de Karate o Taekwondo, aunque podemos ver a diversos luchadores usar dobok e incluso petos típicos de este arte marcial coreano e igualmente podemos ver técnicas de Taekwondo mezcladas con las habituales técnicas de Kung Fu.

El protagonismo está bastante repartido. Quan y Saavedra (en su única película, tras la cual se hizo militar) pueden parecer los protagonistas, pero esa repartición del peso de la película queda repartido con Neil, mezclando las tramas de Vietnam y del origen del personaje de Quan con el robo y la parte más policial. Claro está que la portada lleva a equívocos, ya que tenemos a los chavales en primer término con Jerry Trimble de fondo, o bien versiones con Bolo y Trimble, además del slogan, bastante desafortunado, The Ultimate Kickboxing Showdown, y el Kickboxing brilla por su ausencia. Recordemos que en 1989 se había estrenado Kickboxer de Van Damme, naciendo la fiebre por esta disciplina de lucha, convirtiendo este elemento en un reclamo sumamente falso. Pero bueno, los ochenta y gran parte de los noventa usaron este tipo de engaños en muchísimas películas que poblaban las estanterías de los videoclubs, como ocurría en la Bruceploitation diciendo que eran pelis de Bruce Lee, o las portadas a veces psicotrónicas de la IFD, Filmark, las pelis de ninjas y muchas otras productoras y distribuidoras pequeñas que buscaban hacer negocio con aquellos temas que tuviesen valor comercial. Si son pelis de ninjas, ponemos a algunos en la portada aunque no salgan en la peli, o modificamos los títulos para que alguien alquilase la peli que fuese, motivado por una falta portada donde nunca mostraba realmente nada del film.

Al final, Respirando Fuego es una estupenda experiencia de ver, donde asistimos a grandes coreografías, muy dinámicas, bien dirigidas por el debutante Lou Kennedy junto a Brandon De-Wilde, con un Bolo que quiso que la coleta que debía llevar su personaje fuese real, retrasando su rodaje 6 meses (tiempo que usó para trabajar de consultor en un par de películas de serie B) en un papel similar al del Bolo de Operación Dragón, es decir, un armario empotrado letal y de pocas palabras, y con la aparición de un joven T. J. Storm en su primera aparición en una película, donde se une el cine clásico de Kung Fu con el de acción ochentera y al resto del estupendo reparto. Una amalgama de elementos de explotación (Vietnam, torneos, Kickboxing…) perfectamente equilibrados y unidos que la convierten en una obra casi de culto y no siempre recordada en favor de títulos con nombres de mayor peso en el género y que da lo que promete y más, y va siendo hora de reivindicarla un poco.

NOTA: 7

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