CRÍTICA - LOS CABALLEROS DEL ZODIACO (2023)

Ya sabemos qué suele pasar con los live-actions occidentales de mangas y animes, y más cuando son míticos. Primero dan vueltas por Hollywood mil años. Se suman y restan nombres hasta que desaparece. Años después, lo mismo, y cuando consiguen ser adaptados, salen productos muy inferiores que rozan lo ridículo, aunque suelen ser criticados ya sean malas o algo menos malas, por los fans más incondicionales, bueno, y el 90% de usuarios de Twitter, sólo por protestar, en su línea. Pero el caso es que, a pesar de la fidelidad con el material original, debemos ver si la película, dentro de su propia idiosincrasia y pretensiones, cumple o no. Y la adaptación de los míticos Caballeros del Zodíaco creo que se ha llevado demasiados varapalos injustificados, al margen de que la taquilla no ha acompañado. Pero a pesar de haber pinchado en el box office, y tras verla sin esperar mucho, excepto en las escenas de lucha, la verdad es que me ha gustado y creo que es bastante mejor película de o que mucha gente dice. Pero son opiniones, y aquí voy a dejar la mía. Y que sirva de reivindicación para el cine marcial.

El mencionado cine marcial suele tener más capas que la acción en general, al necesitarse escenas de lucha para considerarse de este subgénero. Queremos, como siempre digo, buenas escenas marciales, incluyendo los tiros de cámara, el montaje y demás elementos técnicos. Pero si tenemos además una buena historia, buenos guiones, un buen desarrollo de personajes, pues mejor, y normalmente tenemos todos estos elementos en todo tipo de películas, excepto las escenas de lucha, claro. Todo ello se debería usar a la hora de afrontar una crítica profesional, y si estamos además frente a una adaptación, tener en cuenta el material original. Así que vamos al lío.

Empecemos con el tema adaptación. No voy a decir que me acuerde al cien por cien de la serie de anime. La vi en su momento, y en alguna reposición y continuación, pero es complicado, y caro, adaptar el comienzo de la serie, con muchísimos personajes. Por eso entiendo que se hayan centrado en Seiya, por lo que es necesario modificar algunas cosas de cara a esta primera entrega de una futura franquicia (que por el tema que hemos mencionado al principio, de la taquilla, no sé si sucederá, pero no tiene pinta de momento) Y claro, tenemos que entrar en el tema de las licencias, ya que para crear cierto drama al usar menos personajes que en la serie de animación o en el manga, es necesario inventarse un trasfondo que entra y sale del material original, cogiendo cositas pero creando un nuevo mundo más acorde con los tiempos en los que estamos. Pero hay que ser fiel a la esencia, y creo que, como actualización, todo funciona bastante bien.

Y esto entronca directamente con lo que decía respecto a las propias pretensiones de esta adaptación. Aunque está Toei Animation detrás, no estamos ante una superproducción al nivel de Marvel o DC. Es algo con lo que ya se contaba desde que se anunció el proyecto, y se nota en la carencia de personajes secundarios, con una historia sencilla, con algún giro interesante, distanciándose un poco del anime original, pero estableciendo nexos con la adaptación digital que tuvimos en Netflix con dos temporadas en 2019 y 2022, para crear un mundo diferente, pero con bastantes elementos que favorecerían esa secuela, aumentando el nivel de todo. Pero bueno, a pesar de ese potencial, tengo que centrarme más en esta, de momento, única película.

Como digo, al margen del anime y manga original, como película, funciona bastante bien. Chico destinado a algo muy grande, chica a la que debe proteger de las fuerzas del mal, el viaje del héroe, y acción. Tenemos también las típicas relaciones entre gente joven del cine norteamericano, con algo de romance, pero sin ser demasiado edulcorado. Es cierto que usa muchos tópicos para construir esta película de fantasía y artes marciales, pero todo funciona sin problema. En el reparto tenemos a Mackenyu, el mismísimo hijo de Sonny Chiba, como Seiya, y la vedad es que me ha convencido, y mucho, aunque tampoco es que haya desplegado un carisma arrollador. Cumple como héroe y se mueve muy bien en las escenas de acción, ya que ha estudiado Karate Kyokushinkai con su padre, y junto al trabajo del director de segunda unidad, coreógrafo y coordinador de especialistas, y su equipo, el gran Andy Cheng. Sobra decir que es del equipo de especialistas de Jackie Chan, ya que su carrera fuera del cobijo de Jackie, es más que brillante, siendo uno de los mejores coreógrafos actuales, sobre todo que trabaje en Occidente y más concretamente en Hollywood.

Cuando ves series de animación japonesas, las secuencias de acción suelen ser muy dinámicas y rápidas, pero el cine de acción japonés no suele ser así. Pero hemos tenido las cinco películas de Kenshin, con una acción brutal, y aquí tenemos lo mismo. Y no es casualidad que en Kenshin hayamos tenido a Kenji Tanigaki, mano derecha de Donnie Yen, y acostumbrado al trabajo coreográfico hongkonés, y en Caballeros del Zodíaco tengamos precisamente a Cheng. Y esto se traduce en una combinación perfecta del dinamismo de ambos mundos, el del anime y el del cine de Hong Kong. Y si encima Andy es el director de segunda unidad, se ha encargado de dirigir todas las escenas de lucha, y se nota y, sobre todo, se disfruta.


Las técnicas usadas, de puro Kung Fu, junto a la ambientación y esos conceptos del uso de la energía, el Cosmos, se apoyan en el uso de técnicas imposibles y espectaculares, ángulos de cámara que dan a los personajes el toque superheroico, y en ocasiones, clavadas al anime, como el caso del protagonista. En varias ocasiones me trasladaba a la época en la que veía la serie de dibujos animados, calcando esas posturas tan cinemáticas del anime. Sí, se apoyan en ciertos momentos en efectos digitales, pero de la misma forma recupera esos combates irreales y espectaculares que, al fin y al cabo, queremos ver en una adaptación. Cheng hace un trabajo soberbio y diseña unas escenas de acción, apoyado en Vi Da-Tran y Joseph Le, que me han encantado, incluyendo las de entrenamiento.

Los ángulos de cámara son perfectos en cada secuencia que tenga acción o artes marciales, con ese toque tan habitual en el cine de Hong Kong setentero, donde el protagonista aprende su técnica secreta que le hará ganar contra sus enemigos. Pero todo ello con el aspecto visual de la propia serie, como Marin, clavada al personaje animado y ese toque fantástico que va incluso un puntito más allá de la ya demasiadas veces mencionada serie de dibujos. Insisto en que es una adaptación y todo funciona bien como presentación de este mundo, aunque el resultado final sea que estamos ante una película al nivel del Tekken de Jon Foo. Una historia justita, entretenida, buenas escenas de acción (las de Cabaleros, mucho mejores que las de Tekken, eso sí), un presupuesto limitado y cierto toque de serie B que aspira a serie A y no lo consigue. Pero no me cansaré de decir que las escenas de acción son de lo mejorcito de este año.

Para respaldar a Mackenyu tenemos a Madison Iseman, la elección habitual del cine norteamericano, una chica rubia y guapa, con cara de buena, pero correcta como actriz. Y hay que seguir respaldando, y qué mejor que con secundarios como Sean Bean y Famke Janssen para dar algo de empaque. Aunque para empaque, el de Mark Dacascos como el implacable Mylock. Al margen del protagonista y Dacascos, no tenemos mucha más presencia marcial, pero entre el trabajo del equipo de dobles y especialistas, los efectos digitales y el prota y Dacascos, tenemos suficientes elementos para disfrutar de cada secuencia de lucha. Mark aporta su carisma, aprovechando este momento de empalme de buenos proyectos donde se pueda lucir, y aquí lo hace, aunque sea secundario. Por todo ello, podemos estar más que satisfechos de poder disfrutar de este tipo de secuencias.

También tenemos a Nick Stahl como Cassios y a Diego Tinoco como Ikki, o Fénix, el verdadero antagonista de Seiya. A pesar de la juventud del actor, de tan solo 25 años, me ha convencido como enemigo a batir, y es curioso que a pesar de haberse inspirado en armaduras medievales europeas para las armaduras, la suya, de Fénix, se parezca tanto a la original. Pero como digo, me ha gustado su ambientación, su ritmo, y la acción, y aunque no sea una adaptación perfecta, o se note la falta de presupuesto, haciendo que termine desluciendo un poco más de lo esperado, no es, para nada, el desastre que mucha gente ha dicho. Oncluso las partes más fantásticas, visualmente están bastante bien resueltas, como ese clímax, bastante épico en general a pesar de tener tan pocos secundarios alrededor de los personajes y trama principal.

Quizás nos estemos volviendo demasiado exigentes por la cantidad de blockbusters superheroicos y fantásticos que estamos teniendo, o de aventuras. Todo de corte clásico, muchos revival que buscan su propia identidad que no terminan de triunfar en taquilla como se espera, pero que nos recuerdan que hay gente que intenta hacer un cine entretenido, de evasión, algo más ligero que las millonadas del MCU o las continuas reinvenciones de Superman y sus amigos. Un cine se serie B que roza la A y que resulta muy entretenido de ver. Los Caballeros del Zodíaco entretiene, nos trae estupendas escenas de lucha con el espíritu de Hong Kong que necesitaría una inyección de dinero para que pueda explotar todo su potencial en la secuela. Pero como he dicho al principio hablando de otras críticas, esta es sólo mi opinión, una opinión más de alguien que no es puritano a estas alturas cuando se habla de adaptación (bueno, menos de Akira, por ahí no paso, prefiero que no se arriesguen)

NOTA: 6’75


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