CRÍTICA - DRAGÓN BLANCO (2023)

Hoy vuelve al blog una producción nacional con artes marciales, en formato de cortometraje. Acción, humor, un buen guion lleno de personajes muy interesantes y todo bien desarrollado en sus veinte minutos de duración. Pero es mucho más que un corto de artes marciales ya que toca otros géneros como el cine negro, y sabe combinar lo que les gusta a sus directores, David Santamaría y Rodrigo Marini (autor de la historia original), es decir, el cine de Tarantino, Guy Ritchie o Danny Boyle, pero imprimiéndole sus propias personalidades. Un trabajo estupendo que no podía dejar de aparecer en este blog, y más viendo que su carrera por festivales ha comenzado, consiguiendo ya premios como el del Festival Internacional de Granada – Premios Lorca, donde se ha llevado el premio al Mejor Cortometraje Nacional. Y sí, más que merecido.

Salvador es un especulador inmobiliario, entre otros negocios turbios, que dirige desde un restaurante chino. Para él trabaja José Luis, un chino que trabaja tanto como cocinero como brazo fuerte (y violento) de Salvador… y de alguna cosa más. Y tenemos a Verónica, prostituta que “ayuda” a Salvador con sus negocios inmobiliarios. Y hasta aquí puedo leer, o escribir, ya que tendremos timbas de póquer muy sui generis, visitas inesperadas y una explosión de violencia que es mejor ver que contar. Dos escenarios básicos, el restaurante y una casa adonde acude Verónica en uno de sus trabajitos, muchos personajes, catorce concretamente, todos importantes. Bueno, hay alguna localización más en su tramo final, pero ya hablaré de eso.

Rodrigo Poisón


Contar una historia como ésta en veinte minutos es complicado, pero hablamos de cineastas que miman su trabajo, lo cuidan, y eso se nota. La influencia de Ritchie, Boyle o Tarantino también se nota, pero no creas que estamos ante una mera copia del estilo de estos tres directores. El ambiente criminal donde se mueve la historia y su atmósfera consigue tener identidad propia, quedando todo muy bien condensado en la mencionada timba de póker… extremo, por llamarlo de alguna forma. El componente puramente español junto al carisma de Rodrigo Poisón, que interpreta a Salvador, es sumamente potente, consiguiendo lo que acabo de decir, darle mucha personalidad y evitando ser una mera copia de lo que ha hecho grande a los directores mencionados.

Carolina Bona


José María Rodríguez

Pero no creas que Poisón, todo un antihéroe, es el único actor que lo borda. ¿Qué decir del gran Alberto Jo Lee? Su personaje tiene algunos puntos cómicos, pero no se queda en eso, aportando además de su buen hacer como actor, su maravillosa técnica marcial con el homenaje a Bruce Lee, un homenaje que los directores han querido hacer incluyendo además un póster de Operación Dragón o las míticas zapatillas amarillas de Juego con la Muerte y algún gesto e incluso técnica, como el famoso salto sobre Bob Wall en la mencionada Operación Dragón. Y hablando de artes marciales, no puedo dejar pasar de hablar de Txetxu Rojo, coreógrafo del corto, que demuestra su buen hacer en el tramo final, donde toda la violencia explota en una secuencia estupenda.

Alberto Jo Lee

Como he dicho antes, tenemos muchos personajes, e interesantes. Carolina Bona es Verónica, la prostituta que ayuda a Salvador, que fue nominada además en los Premios Lorca, al boxeador argentino Sergio “Maravilla” Martínez como Tifus, ese ex-convicto pasado de vueltas, a José María Rodríguez Ramos como ese cura tan poco cura, y a dos mitos del cine español, Emilio Linder y María Kosty. Todos ellos están estupendos en cada uno de sus papeles, muy cuidados todos, como he dicho antes, conformando este universo tan atractivo visualmente.






Podría estar mencionando a cada departamento que ha hecho posible este corto, que tiene un gran nivel de producción, como la fotografía o la dirección artística que han creado, que navega entre lo oriental y el cine ochentero y noventero, pero con ese toque español, sobre todo en el restaurante donde ocurre la mayor parte del metraje, dando la atmosfera que ya he remarcado antes. Un trabajo, en definitiva, brillante, que te deja con ganas de más, y que, espero, tenga continuidad, sobre todo viendo el epílogo, que amplia todo. Acción balística, artes marciales, humor, buenos personajes y un guion que sabe combinar todos estos elementos de la forma correcta. Y contar una historia así en los veinte minutos que dura, no lo hace cualquiera y mucho menos con esta calidad.

NOTA: 7

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