John Woo ha vuelto a Estados Unidos. Muchos somos los fans incondicionales del director de The Killer (1989) y Hardboiled (1992) y tras su Manhunt (2017), al menos yo no tenía todas las expectativas por las nubes. Tras su estreno, he leído numerosas críticas, de profesionales y fans, y la gran mayoría no la dejaban en muy buena posición. También tengo claro que cuando directores míticos regresan después de varios años sin trabajar, no va a ser lo mismo, y sobre todo cuando tienen una larguísima carrera, como el propio Woo. El cine de acción ha cambiado y aunque tenemos algunas excepciones taquilleras, el más puro actioner que triunfaba en los ochenta y parte de los noventa, brilla por su ausencia. Y claro, el de acción balística está en este saco, por lo que se presumía que este anunciado de Woo al cine tras seis años de ausencia, con los vaivenes del remake de The Killer, para plataformas (vamos, para televisión), que no sabemos si al final se rueda o no, estaba claro que estábamos ante una película pequeña, lejos de los grandes presupuestos de otras producciones occidentales del cineasta. Dicho esto, no me ha parecido tan mala y alejada del cine de Woo como he leído, al contrario, me ha parecido una película fabulosa, alejada de estilo visual del director, pero manteniendo ciertas constantes.
Pero por suerte, no me encuentro
entre el grupo de decepcionados, al estar preparado para una película light de
Woo como Manhunt o Paycheck (2003), y que esos planos
ralentizados, los bullet ballet interminables y demás marcas de la casa
iban a estar diluidas. También es cierto que mi gran amigo Javier Iribarren
me había dado su opinión al verla, y su criterio es uno de los que más me fio,
por lo que a la hora de verla, la afronté con la mente abierta, valorando todas
las posibles opciones que había y sin centrarme en ninguna. Así que partamos de
esto, y recordemos que es la película de un hombre de 77 años que ya ha
demostrado todo lo que tenía que demostrar en el cine de acción. Podría haberse
querido repetir sin complicarse mucho, y hacer otro Manhunt, que a veces
parece hecha más bien por un imitador de su estilo desganado. Pero no, ha cogido
este guion de Robert Archer Lynn, acostumbrado a la serie B, y ha querido
centrarse en narrar este viaje catártico del protagonista, un descenso hacia la
desesperanza y la venganza de forma realista, pero sin salirse del cine de
acción.
Una obra madura que, al carecer
de diálogos, como la publicidad ya nos ha estado recordando desde que se
anunció el proyecto, necesita transmitir lo que siente el protagonista visualmente,
tanto con la interpretación de Kinnaman, como con el desarrollo de la historia.
Y es difícil que no haya diálogos cuando sólo es el protagonista quien no puede
hablar. Sí, oímos voces, que no es una peli muda, pero son frases salidas de la
radio o que oímos de fondo. Woo consigue que entendamos todo el proceso por el
que pasa el protagonista, aderezando todo con algunos momentos de acción hasta
llegar a su tramo final.
Y claro, si su sello visual no
está, a mucha gente no le gusta, pero creo firmemente que Woo ha visto en este
guion un reto, un cambio a la hora de narrar una película de acción como digo,
de forma más realista. No tenemos a un héroe de acción del cine, por lo que el
tratamiento visual de las escenas de acción puede prescindir de esos elementos
que le confieren incluso un aire épico. Sí, tenemos pistolas a dos manos, y
algunas ralentizaciones, pero muy esporádicas. Esto no significa que la
dirección de acción sea mala, al contrario, se adapta al tipo de historia que
se cuenta, con un estupendo trabajo del equipo de especialistas capitaneado por
el gran Jeremy Marinas. Y dicho esto, la secuencia final me ha parecido
muy buena, y algo extensa para lo que se ve antes de llegar a ella, con algunos
momentos que me han encantado, tanto de peleas cuerpo a cuerpo como los
tiroteos. A partir de un momento, sólo tenemos acción, con pistolas, escopetas,
puñetazos, cuchillos y explosiones, bastante medido todo, pero delimitando este
microverso de venganza alrededor de la pena del protagonista.
Y para ir poniendo punto y final
a mi crítica, en modo resumen, Noche de Paz es un film de un John Woo
maduro, con ganas de cambiar su estilo de narrar en el cine de acción, dando un
paso atrás en cuanto a espectacularidad para afrontar la composición de
personajes y profundizar en el cambio que sufre a raíz de un trauma alejándose
del puro espectáculo visual pero sin abandonar el género que tantas alegrías le
ha dado, algo arriesgado de cara a sus fans más puristas. Un film que hay que
ver con otra perspectiva para disfrutarla como se merece, pero entiendo en
parte las críticas negativas que ha sufrido, aunque no las comparta.
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