SALAAR
Puede parecer una trama sencilla, pero el diseño de personajes y de la sociedad de Khansaar, con diferentes categorías sociales, incluyendo una clase política más cercana a señores de la guerra, que se reparten diferentes sectores de la ciudad, es un estupendo trabajo para dar un trasfondo a lo importante, que son dos cosas. Por un lado, la amistad entre los dos protagonistas, ese amor fraternal entre amigos donde Deva, es decir, nuestro héroe rebelde (es como le llaman en India) Prabhas, lo dejará todo para ayudar a su amigo, que además se extiende al amor en general, ya que tenemos además la relación entre Deva y su madre, la única que tiene el poder para dejarle ayudar a su amigo de la infancia, y la relación romántica con Aadhya (Shruti Haasan), aunque ésta última en menor medida, siendo un elemento secundario, pero con importancia, ya que es a través de su irrupción en el mundo de Deva que vamos conociendo su historia, a la vez.
El otro elemento es la acción. Brutal, salvaje y exagerada, obra de Anbariv, colaborador habitual del director, siendo aquí el director de acción, y con un buen currículum como especialista. La unión de Anbariv y del director, Neel, nos regalan sobre todo dos secuencias sencillamente impresionantes, repletas de puñetazos, patadas, machetes y hachas, que protagonizan momentos sumamente dolorosos aunque sepamos que es ficción. A pesar de la fantasía habitual de la acción en el cine indio, repleto de exageraciones, con un uso masivo de cables, no siempre está tan bien rodado como aquí. La épica es sencillamente apabullante, algo que podemos decir también del resto de secuencias. Y es que Neel sabe imprimir la mayor épica del mundo durante todo el metraje y, como dije en redes sociales, hace que toda la película sea maravillosamente excesiva en todo.
No puedo dejar de mencionar de
nuevo la fotografía y el diseño de producción, tanto del palacio como en otras
secuencias, como la del pueblo de mujeres, todas vestidas de rojo en contraste
con las oscuras casas. Y es precisamente aquí donde tenemos otro punto en común
con Animal. Sabemos que el cine indio suele meter números musicales o
canciones, y en esta ocasión, las mencionadas mujeres, comienzan a cantar
mientras Deva da rienda suelta a su violencia contra los que oprimen a este pueblo
o barriada, como si fuese una plegaria. Algo que, como veremos luego, también
pasa en Animal.
El montaje también contribuye a la épica constante, alargando bastante las secuencias y metiéndonos de lleno en cada una de ellas, sin dejarnos pestañear ya que sabemos en ocasiones lo que va a pasar, pero sin llegar nunca, hasta que llega. Además se usa muy inteligentemente para dar mayor potencia aún al protagonista, convirtiéndole en un superbadass, algo que también es habitual en el cine de acción indio, un superbadass o megagansta pero con una justificación que evita convertirle en un villano. Un ejemplo lo tenemos cuando Deva va a entrar en la ciudad. Una niña, dentro, reza a su dios para que las ayude contra sus opresores. Una mujer le dice que su dios no se atreve a entrar en esa ciudad, por lo que la pequeña da la espalda a la imagen de su dios, y cuando es preguntada por lo que hace, responde que si Dios no las va a ayudar, reza a lo contrario para que mande ayuda, es decir, al demonio, y mientras ocurre esto, se va intercalando la entrada de Deva con esa misma épica constante. Y podría seguir poniendo ejemplos de esta intensidad visual tan placentera de ver, pero terminaría contando toda la película, y no es plan.
A pesar de hablar de una familia,
no podemos decir que esté intentando mostrar a esta familia como si fuese una
saga tipo El Padrino, nada más lejos. Se centra en Vijay Singh (Ranbir
Kapoor), mostrándonos su infancia y adolescencia brevemente, para pasar a ser
un adulto. Es más, Vijay vuelve a su casa tras estudiar y vivir en Estados
Unidos y su padre tiene un atentado, por lo que se pondrá manos a la obra para
averiguar quién está detrás de todo, confiriendo así a la película el tono de thriller
criminal que incluye una secuencia de acción brutalísima.
Y va siendo hora de poner de
relieve los hachas, llegando así al primer punto en común con Salaar. Supreme
Sundar es el director de acción, desconocido para mí, pero, mirando su
filmografía, veo que dirigió la acción en Thunivu (2023), película que
me gustó mucho, y no conozco mucho más de sus más de treinta películas, pero
habrá que verlas y seguirle de cerca. Realmente tenemos una sola escena de
acción como tal. Hay alguna otra menor, y la pelea final, pero con mucho
componente dramático y, más o menos a la mitad de la película, o un poco más,
se desata el infierno con un ataque de los villanos en un hotel donde se
encuentra el protagonista y sus hombres. Comenzamos con un buen tiroteo hasta
que empiezan los golpes, con Vijay dando puñetazos, patadas o usando un
extintor y hachas… Lo dicho, brutal el diseño de la secuencia, cómo está rodada
y editada, siendo además muy sangrienta y con ese toque exagerado que me
encanta, hasta llegar al momento de la enorme ametralladora que ya se ha podido
ver en redes sociales (hasta yo puse un pequeño segmento en Facebook) No puedo
dejar de mencionar a Bobby Deol en el tramo final donde volvemos a tener
una secuencia sangrienta y violenta que forma parte del giro final. Parte de la
trama principal afecta a su personaje, con lazos con el protagonista, y provoca
un final que promete una segunda parte.
Drama, acción y un Ranbir Kapoor
que lo da todo y que, como ya he dicho, consigue que pasemos por alto los
aspectos más negativos del film, como la narración o algunos personajes o
subtramas que pasan sin pena ni gloria. El efecto de todo esto en el
protagonista y su familia y el viaje de Vijay donde queda patente la oscuridad
de su alma es lo que, en esencia, nos presenta esta película, jugando con géneros
como la acción o el thriller para adornar el film y conferirle un ritmo
estupendo que se ha traducido por una estupenda taquilla, tanto india como
internacional y que debería continuar con una secuela, a tenor del final, un
giro de esos que te dejan el culo torcido, como se suele decir.
NOTA: 7
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