CRÍTICA DOBLE - LA COSA VA DE HACHAS: SALAAR Y ANIMAL


No creo que haya que decir que me encanta el cine indio, y cuanto más excesivo e intenso, mejor. Su cine de acción cumple todo esto con creces. Desde el blockbuster hindi, pasando por el telugu o cualquier otro idioma. Sus constantes visuales se repiten en las diferentes industrias del cine indio, siendo una marca distintiva. Y después de ver las dos películas que aparecen en el título de esta entrada, pensé en dedicarles a cada una la suya, pero me ha dado por volver a ver dos secuencias de acción de Salaar, y teniendo en cuenta que al día siguiente vi Animal, no puedo evitar ver un par de elementos en común entre ambas, por lo que voy a dejar que ambas películas, por otro lado muy diferentes, compartan entrada en el blog por un elemento muy específico de ambas, los hachas.

SALAAR

Salaar (2023. Prashanth Neel) es una distopía en telugu del director de las dos entregas de K.G.F., y protagonizada por la Rebel Star Prabhas, todo un badass del cine indio. Por su parte, Animal (2023. Sandeep Reddy Vanga) es un drama familiar oscuro y violento rodado en hindi para mayor lucimiento de Ranbir Kapoor. Dos horas y cincuenta y cinco minutos la primera y tres horas y veinticuatro minutos la segunda. Voy a comenzar por Salaar, ya que fue la primera que vi de las dos y es la que más he disfrutado.

El estilo visual de Prashanth Neel, su director, es muy característico, usando una paleta de colores apagados, marrones y negros, creando una atmósfera oscura y deprimente, algo que viene bien a una distopía como ésta, aunque es algo que tiene en común con las mencionadas K.G.F. El elemento distópico se acentúa con una ciudad mítica, Khansaar, rodeada de unos muros inexpugnables. Todos los negocios criminales son dominados por quien gobierna esta ciudad, que tiene además el mejor ejército y la mejor tecnología, aunque su sociedad parezca antigua. El príncipe de esta ciudad, Vardha (Prithviraj Sukumaran) tiene un amigo, Deva (Prabhas) y por una serie de circunstancias, tiene que ayudarle a huir junto a su madre. Años después, el príncipe irá a pedir ayuda a su amigo para que le ayude a poner en orden esa mítica ciudad.


Puede parecer una trama sencilla, pero el diseño de personajes y de la sociedad de Khansaar, con diferentes categorías sociales, incluyendo una clase política más cercana a señores de la guerra, que se reparten diferentes sectores de la ciudad, es un estupendo trabajo para dar un trasfondo a lo importante, que son dos cosas. Por un lado, la amistad entre los dos protagonistas, ese amor fraternal entre amigos donde Deva, es decir, nuestro héroe rebelde (es como le llaman en India) Prabhas, lo dejará todo para ayudar a su amigo, que además se extiende al amor en general, ya que tenemos además la relación entre Deva y su madre, la única que tiene el poder para dejarle ayudar a su amigo de la infancia, y la relación romántica con Aadhya (Shruti Haasan), aunque ésta última en menor medida, siendo un elemento secundario, pero con importancia, ya que es a través de su irrupción en el mundo de Deva que vamos conociendo su historia, a la vez.

Las intrigas palaciegas con conspiraciones y un rey ausente (de viaje al mundo “normal” en el que vivimos para cerrar una serie de tratos comerciales) recuerdan a esos thrillers de empresas y familias mafiosas, con sus traiciones y luchas de poder, siendo realmente lo que da el subtítulo de la película, aunque en Netflix hayan prescindido de él. Su título original es Salaar. Part 1 – Ceasefire, que hace referencia a un cese al fuego entre los diferentes gobernantes de la ciudad. Recordemos que controlan el mundo criminal, es decir, son criminales, gente no muy de fiar.


El otro elemento es la acción. Brutal, salvaje y exagerada, obra de Anbariv, colaborador habitual del director, siendo aquí el director de acción, y con un buen currículum como especialista. La unión de Anbariv y del director, Neel, nos regalan sobre todo dos secuencias sencillamente impresionantes, repletas de puñetazos, patadas, machetes y hachas, que protagonizan momentos sumamente dolorosos aunque sepamos que es ficción. A pesar de la fantasía habitual de la acción en el cine indio, repleto de exageraciones, con un uso masivo de cables, no siempre está tan bien rodado como aquí. La épica es sencillamente apabullante, algo que podemos decir también del resto de secuencias. Y es que Neel sabe imprimir la mayor épica del mundo durante todo el metraje y, como dije en redes sociales, hace que toda la película sea maravillosamente excesiva en todo.

La intensidad en todos sus aspectos, ya sea en momentos dramáticos o de acción, se mantiene al mismo nivel durante toda la película, con una estupenda banda sonora, fotografía y en la elección de cada plano, algo que se acentúa en las escenas de acción, muy acorde con el tipo de película que es y sabiendo quién es su protagonista. Ya he dicho dos veces el sobrenombre que usan para Prabhas, Héroe Rebelde, por lo que va un paso más allá que otros héroes de acción como Shah Rukh Khan, Salman Khan o Tiger Shroff, con mayor chulería y sacando todo el carisma del actor. Y claro, luego vemos esas secuencias de acción, tan salvajes, tan espectaculares visualmente, con esos ralentizados que dan sopas con hondas a Zack Snyder.


No puedo dejar de mencionar de nuevo la fotografía y el diseño de producción, tanto del palacio como en otras secuencias, como la del pueblo de mujeres, todas vestidas de rojo en contraste con las oscuras casas. Y es precisamente aquí donde tenemos otro punto en común con Animal. Sabemos que el cine indio suele meter números musicales o canciones, y en esta ocasión, las mencionadas mujeres, comienzan a cantar mientras Deva da rienda suelta a su violencia contra los que oprimen a este pueblo o barriada, como si fuese una plegaria. Algo que, como veremos luego, también pasa en Animal.

El montaje también contribuye a la épica constante, alargando bastante las secuencias y metiéndonos de lleno en cada una de ellas, sin dejarnos pestañear ya que sabemos en ocasiones lo que va a pasar, pero sin llegar nunca, hasta que llega. Además se usa muy inteligentemente para dar mayor potencia aún al protagonista, convirtiéndole en un superbadass, algo que también es habitual en el cine de acción indio, un superbadass o megagansta pero con una justificación que evita convertirle en un villano. Un ejemplo lo tenemos cuando Deva va a entrar en la ciudad. Una niña, dentro, reza a su dios para que las ayude contra sus opresores. Una mujer le dice que su dios no se atreve a entrar en esa ciudad, por lo que la pequeña da la espalda a la imagen de su dios, y cuando es preguntada por lo que hace, responde que si Dios no las va a ayudar, reza a lo contrario para que mande ayuda, es decir, al demonio, y mientras ocurre esto, se va intercalando la entrada de Deva con esa misma épica constante. Y podría seguir poniendo ejemplos de esta intensidad visual tan placentera de ver, pero terminaría contando toda la película, y no es plan.

Lo que es seguro es que hay que seguir muy de cerca a este director que debutaba en 2014 con Ugramm y continuó con las mencionadas dos entregas de K.G.F., y ya se ha convertido en toda una referencia del cine telugu, sin mencionar al gran Prabhas, claro.



NOTA: 8


ANIMAL

Ya dije que a pesar de tener puntos en común, Animal es muy diferente a Salaar. Estamos ante un drama familiar, un recorrido por la vida del hijo del hombre más rico de India, que sólo quiere la aprobación de su padre y un amor incondicional que le ciega en algunos aspectos, convirtiéndose más en un mafioso que en el heredero de una empresa familiar todopoderosa. Una narrativa algo confusa, con saltos temporales sin elipsis que nos permitan saber esto, junto a la mezcla del thriller mafioso con el drama familiar.

Pero al igual que en Salaar, la intensidad de la historia y sobre todo de su protagonista, Ranbir Kapoor (Brahmastra: Part One – Shiva) nos pegan a la butaca. Y es que su personaje es salvaje y extremo en todo lo que hace, provocando crisis familiares incluso, a pesar de que hace lo que hace por la familia y por su padre, con una especie de Síndrome de Edipo Negativo o Invertido (es decir, amor hacia el progenitor del mismo sexo) No obstante, esta obsesión paternal no es explotada como eso mismo, es decir, no intenta mostrar a un hombre con este síndrome ni nada parecido, aunque sirva para esos momentos dramáticos.


A pesar de hablar de una familia, no podemos decir que esté intentando mostrar a esta familia como si fuese una saga tipo El Padrino, nada más lejos. Se centra en Vijay Singh (Ranbir Kapoor), mostrándonos su infancia y adolescencia brevemente, para pasar a ser un adulto. Es más, Vijay vuelve a su casa tras estudiar y vivir en Estados Unidos y su padre tiene un atentado, por lo que se pondrá manos a la obra para averiguar quién está detrás de todo, confiriendo así a la película el tono de thriller criminal que incluye una secuencia de acción brutalísima.

Y va siendo hora de poner de relieve los hachas, llegando así al primer punto en común con Salaar. Supreme Sundar es el director de acción, desconocido para mí, pero, mirando su filmografía, veo que dirigió la acción en Thunivu (2023), película que me gustó mucho, y no conozco mucho más de sus más de treinta películas, pero habrá que verlas y seguirle de cerca. Realmente tenemos una sola escena de acción como tal. Hay alguna otra menor, y la pelea final, pero con mucho componente dramático y, más o menos a la mitad de la película, o un poco más, se desata el infierno con un ataque de los villanos en un hotel donde se encuentra el protagonista y sus hombres. Comenzamos con un buen tiroteo hasta que empiezan los golpes, con Vijay dando puñetazos, patadas o usando un extintor y hachas… Lo dicho, brutal el diseño de la secuencia, cómo está rodada y editada, siendo además muy sangrienta y con ese toque exagerado que me encanta, hasta llegar al momento de la enorme ametralladora que ya se ha podido ver en redes sociales (hasta yo puse un pequeño segmento en Facebook) No puedo dejar de mencionar a Bobby Deol en el tramo final donde volvemos a tener una secuencia sangrienta y violenta que forma parte del giro final. Parte de la trama principal afecta a su personaje, con lazos con el protagonista, y provoca un final que promete una segunda parte.



Drama, acción y un Ranbir Kapoor que lo da todo y que, como ya he dicho, consigue que pasemos por alto los aspectos más negativos del film, como la narración o algunos personajes o subtramas que pasan sin pena ni gloria. El efecto de todo esto en el protagonista y su familia y el viaje de Vijay donde queda patente la oscuridad de su alma es lo que, en esencia, nos presenta esta película, jugando con géneros como la acción o el thriller para adornar el film y conferirle un ritmo estupendo que se ha traducido por una estupenda taquilla, tanto india como internacional y que debería continuar con una secuela, a tenor del final, un giro de esos que te dejan el culo torcido, como se suele decir.

Y toca ir terminando, pero ya que ambas partes se han planteado como primeras entregas de sendas sagas (nosé si los planes son para hacer dos pelis, una trilogía o las que sean, según funcionen en taquilla), esperamos que a lo largo de este 2024 al menos se anuncien las respectivas secuelas de estos films tan diferentes pero, en ambos casos, altamente recomendables, sobre todo Salaar, que es la que más me ha gustado de las dos.



NOTA: 7

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