A mucha gente le daría miedo ponerse a ver la última película de Jackie Chan. Es normal, entre la absorción del cine marcial y de acción hongkonés por parte de la China Continental, con las modificaciones visuales que ello conlleva, así como el humor, los animales digitales de muchas de las pelis de Jackie, el uso a veces excesivo de cables e incluso dobles, intentando reverdecer los laureles más ochenteros y noventeros del propio Torbellino de Hong Kong (muchas veces obligado por la presión de los fans) o los intentos de hacer algo diferente en estos momentos casi crepusculares de su carrera, no entendidos por los fans, pero que merecen verlos desde la perspectiva del astro como una evolución. Sea como fuere, es entendible, aunque yo no sea tan crítico con Jackie como otras personas. No obstante, me esperaba otro Kung Fu Yoga (2017) y para nada.
Jackie Chan interpretándose a sí
mismo, es decir, a Jackie Chan, la estrella del cine de Kung Fu, que va a
adoptar a un bebé panda único en el mundo, con las manchas de sus ojos de
diferentes tamaños, para lo que viaja a un zoológico, que será atacado por una
banda de mercenarios que buscan secuestrar al bebé por cien millones de
dólares. Lo que parece una comedia tontorrona de buenos sentimientos con
algunas secuencias de acción consigue sorprenderme por varios aspectos que se
dan cita en la poco más de hora y media de metraje.
Lo primero, la secuencia de apertura, una secuencia de acción con Jackie como protagonista contra un montón de hombres armados y… ¡ninjas! Más sangre y violencia de lo habitual, aunque luego haya un pequeño giro algo evidente, pero que no voy a desvelar. El resto de la acción es menos violenta, pero tiene un sentido que va con el propio personaje, y es que este Jackie que interpreta Jackie es sobre todo una estrella del cine, no un verdadero hombre de acción, buscando esa diferenciación entre cine y realidad. De nuevo, como en El Especialista (Ride On) (2023), Jackie se sincera en algunos aspectos de su carrera y su vida, como ese momento donde su asistente le dice las propuestas que tiene, desde una fiesta en casa de Stallone hasta ser miembro del jurado de un festival de cine en Somalia sin olvidar inaugurar un campeonato de golf o el comentario sobre cuando recibió el Oscar de Hollywood. A todo se niega, excepto a adoptar al mencionado panda. Sin duda el Jackie real hubiese hecho lo mismo. No olvidemos que en la vida real tiene adoptados a dos pandas e incluso se lleva con él siempre dos peluches que los representan. Normal que dijese que sí a este proyecto. Es muy él.
Y siguiendo con la acción, antes decía que es menos violenta que en la secuencia de apertura, pero con un sentido para el personaje de Jackie. Como he indicado en el párrafo anterior, Jackie no es tan héroe de acción, por lo que aunque hay algunos cables, tenemos unas coreografías más realistas, pero que consiguen tener el toque Jackie Chan. Uno de los actuales miembros de su equipo de especialistas, Lu Shijia, al que pudimos ver como actor en el The Karate Kid (2010) y que ha trabajado como especialista en películas como Atrapa un ladrón (2016), El Especialista (Ride On) (2023) o Hidden Strike (2023), es el encargado de la dirección de acción. Recupera ese espíritu donde Jackie sale airoso en las peleas más por ingenio que por técnica marcial, humanizando al personaje y haciéndole a veces torpe pero consiguiendo escaparse de sus enemigos, como la larga pelea con Temur Mamisashvili. Se prescinde de la velocidad para dar ese toque realista.
Y no puedo dejar de hablar del
trabajo de Temur, al que ya hemos podido ver en numerosas películas chinas, no
todas de Jackie, y que aquí se hace fácilmente con el papel de villano,
superando incluso al verdadero villano de la película. Otros dos actores
occidentales me han llamado la atención, un mercenario rubio y otro negro, que
me han parecido sumamente divertidos en cada aparición que hacen. Y es que el
humor es lo que más me ha sorprendido. Es muy divertida, tanto por esos momentos
casi de sketch cómicos como por los momentos de acción simpáticos. Hacía tiempo
que no me reía en voz alta con una película, y lo mismo me pilló en un momento
tontorrón, pero me he reído bastante. En definitiva, Panda Plan es una
comedia muy simpática de ver, divertida, con acción a la medida de la edad (y
lesiones) de Jackie, perfecta para ver un domingo de estas navidades.
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