[CRÍTICA] - BAAGHI 4 (2025)

Tiger Shroff lleva unos años en los que no da pie con bola. Ya sea en películas individuales como en buddy movies o en sagas como secundario de lujo, lleva un tiempo sin la simpatía de la taquilla. Ha ido encadenando fracasos de mayor o menor magnitud y retrasando ese remake de Rambo largamente anunciado y que nunca termina de arrancar. Bueno, tenemos la saga Baaghi, con la segunda entrega ya parecía una nueva versión de la segunda película de Sly como John Rambo. Y ha sido precisamente esta saga en su cuarta entrega la que nos devuelve al mejor Tiger Shroff, en un trabajo de madurez, sin dejar fuera los momentos románticos y más ñoños, brutal y sangriento, alejando a esta cuarta versión de Ronny de las tres anteriores y acercándose a otras muestras del actual cine de acción indio, con títulos como Animal (2023), Marco (2024) o Fateh (2025), que se alejan de lo habitual en el circuito mainstream indio, sea hindi, telugu, tamil, malayalam, kannada… Espectáculos ultraviolentos y sumamente sangrientos pero en esta ocasión con el añadido del componente marcial de su protagonista, algo que las anteriores realmente no tenían, aunque den patadas en salto y demás. Tiger es un auténtico artista marcial que debe lucir su técnica, a pesar de ciertas patadas demasiado “de baile”, la otra pasión del actor.

Pero aquí, Tiger intenta recuperar laureles, y debe reinventarse, y qué mejor que unirse a esta vertiente actual que comento. Cintas oscuras, violentas, sangrientas, con héroes trágicos, o con traumas, en una especie de descenso al infierno para dar intensidad al personaje. Sí, tenemos una historia de amor que adorna momentos musicales ñoños, con el Tiger sonriente con cara de tonto a veces, disfrutando del baile. Pero vayamos por partes, antes de seguir. He dicho que es el cuarto Ronny, y es que, si no has visto ningún título de la saga, en las tres partes anteriores, hemos tenido a Tiger Shroff como protagonista encarnando a Ronny, pero cada entrega, no tiene nada que ver con la anterior, son secuelas espirituales, como se les suele llamar. Mismos actores, o protagonista en este caso, pero diferentes personajes, con la salvedad de que se llame igual siempre, y que la canción principal sea una nueva remezcla del mismo temazo Get Ready to Fight, aunque de las cuatro, la que más me gusta es la de la tercera, Get Ready to Fight Reloaded. Aquí tenemos a un Ronny que tras un accidente de coche, pierde a su novia, o eso cree él, ya que parece ser que la mencionada novia no existe y es producto de su imaginación, convirtiéndose en ese descenso a los infiernos del protagonista. Un personaje roto, al borde la locura, bastante extremo.


Jugamos al juego del despiste en el guion, algo que incide en esa madurez de personajes de Tiger Shroff, alejándose de personajes buenotes y simpáticos, aunque letales peleando. Siempre ha sido un badass pero aquí juega la baza del antihéroe, incluso rozando el del villano, o el del personaje loco con alucinaciones, buscando la verdad, al estilo de Abre los ojos (1997) de Amenábar, porqué no decirlo. ¿Existe Alisha o no existe? Todo indica que no, que es parte de los delirios del protagonista, por la secuela del accidente de coche, pero ese mismo mundo supuestamente existente sólo en su mente, nos da secuencias de acción, mientras la trama avanza lentamente. Tiger saca todo su repertorio marcial en estupendas coreografías que van creciendo en intensidad y sangre en cada nueva secuencia de lucha, llegando un poco antes de su primera hora (dura dos horas y treinta y cinco minutos con créditos) uno de sus momentos álgidos, con Tiger peleando con un montón de gente con extrañas máscaras que les oculta el rostro, una buena demostración de esta que casi podríamos denominar nueva ola de cine de acción indio. Técnicas muy agresivas, con cierto de uso de cable y exageración que funciona muy bien, gracias a la técnica de Tiger, con pocos ejemplos de esa técnica de pierna como dije, mas de movimiento de baile, menos acentuado que en otros títulos como Heropanti 2 (2022) Todo ello con giros de guion que nos van mareando sin tener claro qué sucede en la mente de Ronny y qué en la realidad. Giros que funcionan perfectamente para dar esa madurez a Tiger, un cambio de look y de aires, un nuevo Tiger que presentar, y la verdad, la primera hora de película, a pesar de ese contraste tan grande entre el Tiger oscuro y agresivo post-accidente, y los flashbacks anteriores, con la historia de amor con la supuesta Alisha, convence en todos los aspectos.

El amor es lo que siempre ha motivado a todos los Ronnys, ya sea a una mujer, a un hermano o a su país, y aquí no podía ser menos, volviendo un poco a sus orígenes, con el amor a una mujer como motor de su personaje. El amor que siente por Alisha es tan puro que le mueve a buscarla, aunque sea, o eso parezca, una mujer producto de su imaginación, añadiendo la nota romántica a un personaje extremo como es, capaz de levantar una enorme piedra para tirársela a una mujer mayor, o intentar estrangular a una anciana, preso de su locura. Momentos que puede que sea más cómicos que dramáticos para según qué ojos, como los míos. Me parecía una forma algo burda de mostrar esa violencia cegadora que te presenta a Ronny casi como un villano loco. Y añadir alguna otra secuencia de acción casi de dibujo animado tontorrón, hace que esta mencionada primera hora de película pueda ser algo lenta en ofrecer lo que el tráiler prometía, esa violencia cruda, pero claro, es la presentación de personajes, situaciones y aún faltan algunos giros que vayan avanzando a partir de aquí, que queda aún hora y media de metraje.



La trama continúa ofreciendo giros de guion llevando todo hacia el thriller paranoide que va convirtiéndose en realidad, manteniendo la tensión bastante bien, y ofreciendo a veces entre secuencias algunos momentos más relajados con un punto cómico que no me acaba de convencer. Pero Tiger está bastante bien, ofreciendo dos caras opuestas de un mismo personaje, y si sumamos las secuencias de acción de calidad y espectaculares, no es que podamos quejarnos mucho de esta reinvención de Tiger Shroff. El resto de la película, no te la voy a contar, pero se va desenredando todo, llegando nuevos personajes como un Sanjay Dutt desatado y enorme, bodas que terminan en baños de sangre y balas, planos ralentizados, hachas, batallas campales, personajes fuertes femeninos en secuencias de acción,  más hachas, acrobacias y el desentrañamiento de la verdad, retorciendo todo lo que hemos visto hasta ahora para tirar por sitios inesperados, aunque se van dejando caer pistas de vez en cuando. La historia a veces es algo forzada, y tienes que dejarte llevar por algunas decisiones de guion discutibles en pos de disfrutar de un espectáculo salvaje y violento, con un estupendo de diseño de las action pieces, incluyendo los momentos más badass puros indios y cierto regusto también a heroic bloodshed. Y un clímax titánico, literalmente, que termina dejándote un buen sabor de boca, aunque no sea precisamente redonda. El amor es lo que mueve a Ronny siempre, en cada aparición suya, y aunque pueda ser algo repetitivo para un actor que siempre la motivación sea la misma, han sabido diferenciarla en cada entrega y cuando parecía que no podían exprimirlo correctamente más, nos han traído esta cuarta parte, que vuelve a poner a nuestro tigre indio en el camino correcto. Ya veremos sus próximos proyectos qué Tiger nos trae, si el de éxito o el de los fracasos en taquilla.

NOTA: 6’75      

          

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