CRÍTICA - ACCIDENT MAN 2: HITMAN’S HOLIDAY (2022)

Mike Fallon ha vuelto. Y Scott Adkins, claro. Tras el éxito en 2018 de la primera entrega, adaptación del cómic homónimo de Pat Mills y Tony Skinner del que Adkins es fan, tenemos su secuela donde el asesino especializado en cubrir sus trabajos como si fuesen un accidente, regresa y muy bien acompañado. Tenemos más humor, más acción y sobre todo, más artes marciales en la que es, para muchos y para mí mismo, de lo mejorcito del cine marcial. Adkins demuestra estar en la mejor forma y aunque mucha gente suele quejarse de la mayor parte de la filmografía del británico cuando sale de las franquicias de Boyka o de su ninja americano, pidiendo una y otra vez lo mismo, sin tener en cuenta lo que busca como actor el propio Adkins, dudo mucho que ese público algo egoísta, se decepcione con esta nueva película ya que da lo que promete, y mucho más.

Después de lo ocurrido en Londres, Mike Fallon, nuestro Accident Man, decide irse de la ciudad para establecerse en Malta, donde continúa su trabajo. Pero el destino hará que se reencuentre con uno de los pocos colegas que le quedan Fred, y tras una serie de trabajos conjuntos, terminan en las garras de una poderosa mafiosa que pedirá a Mike proteger a su estúpido hijo al que los mejores asesinos del planeta pretenden liquidar. No voy a decir que el guion sea tremendamente original, pero es que no lo necesita. Una trama relativamente sencilla y bien desarrollada de cara a un buen puñado de secuencias de acción de la más alta calidad.

Pero tenemos algunos cambios respecto a la primera entrega, como los directores, los Hermanos Kirby, George y Harry, que han pasado de los cortometrajes a los largos, sin contar que George tiene una extensa carrera como especialista y coordinador de lucha. No en vano es además uno de los coreógrafos de la película junto al propio Adkins, Andy Long, Hung Dante Dong y, para escenas adicionales, un viejo conocido de Scott, Tim Man. Unas coreografías que consiguen mantener la esencia del cine de Hong Kong, gracias en parte al buen hacer de Andy Long, o Andreas Nguyen, que ha formado parte del equipo de especialistas de Jackie Chan. Y, claro, si juntamos estos talentos detrás de las cámaras y los de delante, es decir, a Adkins, a Sarah Chang, al propio Andy Long y al campeón de Boxeo Faisal Mohammed, es difícil hacer algo mal. No voy a omitir a otra integrante del reparto que ha sido eliminada de los créditos (pero no del metraje) como es Zara Phythian, actualmente en la cárcel junto a su pareja por abusar de varias menores. Y que se queden allí por muchos años.


Aunque la trama sea sencilla, funciona muy bien, aumentando el humor y las artes marciales, en parte gracias a la inclusión de Sarah Chang, que despliega su grandísima calidad marcial y establece una relación con Fallon similar a la del Inspector Clouseau y Kato, atacando al protagonista en cualquier momento para ayudarle a mejorar sus habilidades marciales. Puedes leer la entrevista que realicé a Sarah aquí. Su personaje es de lo mejor de la película, siendo una descendiente de Wong Fei Hung y aunque estos ataques continuos los realiza por dinero, se establece una relación de amistad a media que avanza el metraje entre ambos personajes, lo mismo que con Fred y sus inventos asesinos. De esta forma se aligera el tono de la película respecto a la primera parte, proporcionándonos momentos cómicos que contribuyen a que su visionado sea mucho más divertido.

Andy Long le da a la película un aspecto muy hongkonés, tanto en las coreografías como en su participación como Oyumi, sin olvidar a Sarah, claro está. Combates muy dinámicos, espectaculares y muy bien rodados y editados, con planos amplios, aunque alguna pelea, como la de Adkins contra Phythian, en un karaoke y su cocina, sabe aprovechar los espacios y los tiros de cámara para mostrarnos bien cada técnica. Por otro lado, tenemos un amplio abanico de secuencias de lucha muy diferentes. Si Long y Sarah nos traen ese componente hongkonés, otros asesinos, como Poco, el Payaso Asesino o Yendi, el “vampiro”, aportan unas dosis de violencia menos estilizadas y más burras, o Freya (Phythian) con sus armas de fuego y cuchillos. Todo esto consigue abarcar casi todos los tipos de acción, evitando la repetición. En muchas ocasiones, las películas marciales tienen su secuencia de apertura espectacular, un montón de peleas “de relleno”, por decirlo de alguna forma, y un clímax donde se echa toda la carne en el asador, pero en esta ocasión, todas, absolutamente todas, son estupendas, y el clímax es además lo esperado.


Resumiendo, esta secuela, a pesar de haberse rodado en 22 días y de tener un presupuesto ajustado (perdonamos algunas explosiones y disparos digitales, que sabemos lo difícil que es rodar este cine independiente de acción en una época no demasiado propicia para el cine de este género), consigue ser un divertimento maravilloso lleno de la mejor acción marcial del momento, con personajes secundarios muy locos y divertidos (Poco, el payaso), estupendas escenas de acción marcial, con un reparto de lujo (Adkins, Sarah Chang, Andy Long, Ray Stevenson o Perry Benson, por citar sólo a algunos), que no tiene ni una secuencia mala. Mucha diversión y un Adkins pletórico que tiene que agradecer el trabajo de Sarah y Andy Long en particular, dos nombres que merecen tener un reconocimiento entre el fandom e incluso spin-offs para conocer más a Siu Ling y a Oyumi, una profundización en este universo que Adkins ha cogido de los cómics y hecho suyo y, por qué no, una tercera entrega. Gracias a películas como ésta, el cine marcial sigue vivo y Adkins, además de seguir dominando el género, nos trae nombres que seguirán aportando su calidad a este tipo de cine. Y los fans se lo agradecemos, mucho.

NOTA: 7

Comentarios

Josep R. ha dicho que…
Fantástico artículo Iván!!!!!! 10 sobre 10